Observo mientras camino un cuerpo que se retrasa, deseoso de su vigilia.
Senderos de piedra luminosa refeljan un alma.
¿Qué podré expresar con estas manos vacias de sangre?
Un angel diluido en acero se acerca sin interponerse ante su espejo.
Veré sangrar una llaga constante que quita su mordaza de mis labios.
Vendrá de mi boca con un eco de sombra
un grito congelado, usado,opacado por el sudor de su encierro, frustrado por la impotencia de su silencio.
Un suave vapor desborda un caudal de
recuerdos.
Vuela boca cansada de silencios.
Confidentes tenazas retuercen, una y otra vez, aquel ojo levemente despierto.