- Perdóneme! – dijo el ladrón
- Solo lo pides porque ahora soy yo quien tiene el arma – dijo el borracho
- Bueno, es cierto, pero igual perdóneme – suplicó nervioso el infeliz
- Ponte de pie carajo – dijo el borracho – aquí nadie va a matar a nadie. Hoy vas a beber conmigo hasta que vomites la última de tus desgracias.
- ¿Cómo dice señor? – preguntó el ladrón mientras trataba de incorporarse
- Ya oíste – dijo el borracho a la vez que empezaba a caminar de vuelta al bar – Hoy con lo único que vas a volver a tu casa es con mi triste historia en los bolsillos.
- Mi esposa me va a matar – dijo el ladrón
El borracho detuvo el paso y se dio vuelta hasta tener nuevamente la mirada y el miedo de su rehén.
- Eso no importa – dijo mientras guardaba el arma en el bolsillo y comenzaba a reir – Usted va a estar tan borracho... que la paliza le va a saber a gloria.
Texto agregado el 21-11-2003, y leído por 709
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-Qué buen cuento! - Me gustó mucho. Escribís muy bien. No te leía desde "la Ciudad" y tu gran "me dueles como el hambre de un mendigo" yo creo de los mejores textos de la página. un abrazo grande Nicolas_Nunca
29-01-2006
tus cuentos siempre son un lugar magnifico al que volver. como una casa. eladoscurodelcorazon
23-08-2005
tiene el tono gris y polvoriento q me gusta encontrar en los textos. te agradezco 5* maidenista