En mi memoria tu recuerdo germina con la costancia de la malayerba,
que con el menor rayo de luz
que se filtre en este corazón maldito,
abre sus brazos casi inertes...
y me incorporo lentamente,
escruto las sombras,
buscando con vanos esfuerzos aquello
que sé que no regresará
cuando tu recuerdo asemeja a las horas de un reloj que no camina,
detenido siempre en un instante, como el beso nunca dado,
como la caricia marchita en la mano que se cansó de esperar...
Texto agregado el 06-02-2006, y leído por 230
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Lectores Opinan
12-03-2006
Espectacular. Hay muy buenas metáforas. ****** Salu2 a ambos... Athenea