Hace dos mil años no te conocía
tus palabras me habrían servido
para entender el por qué de esos clavos
y el rictus apasionado del Nazareno
un verbo tuyo habría bastado
para entender el misterio del calvario,
un beso tuyo y Jesús habría renacido
desde los despojos de mi desánimo.

Hace mil años tu no existías
y muchos conflictos habría yo asumido
desde la perspectiva suave de tus caricias,
la beligerancia del mundo habrías aplacado
con una de tus angelicales sonrisas
hace mil años yo habría comprendido
lo inexplicable, acostado en tu regazo.

Hace quinientos años habría aceptado
ser descubierto por tu cálida mirada
habría soportado incluso tus desdenes,
besaría la cruz de tu vientre como un esclavo
y me declararía cristiano por tu soberbia
hace quinientos años me hubiese entregado
al calor gratificante de tus brazos.

Hace una semana te hubiera besado
con la pasión exultante del crucificado
te habría acometido por todos los flancos
en el campo de batallas de tu cama
habría caído rendido como un nativo
ante la potestad de tu belleza.

Hace dos mil años, hace diez siglos,
hace quinientos años o una semana
te hubiese declarado mi amor irrenunciable
te hubiese besado las plantas
te hubiera bañado a besos
pero hoy, en este preciso instante
la pasión se ha extinguido para siempre
no pidas razones, por favor no las exijas
así somos de complejos los seres humanos…