PiÉnsalo para que tomes una decisión,
entre tus dos opciones debes elegir solo una.
Si prefieres un guardespaldas de medio tiempo
de lunes a viernes tienes la puerta A,
si prefieres un silencioso farolero que ilumine tu corazón los
fines de semana, tienes la otra puerta.
Debes ordenar tu habitación mental siguiendo el decreto
dictado por tu corazón.
Una vez ordenada me avisas si la carta ganadora fui yo. Te daré el tiempo
que estimes y el que se te antoje.
Sé que es egoísta de mi parte tener que confrontarte a una elección donde hay un único
ganador.
Pero es que no puedo, más bien, mi organismo no puede tolerar células muertas y epiteliales de otro en la espalda. El sistema inmunológico no me lo permite, me da urticaria.
Tener que compartir un mismo baño y los mismos utensilios me da un rechazo biológico inconsciente.
Podría orinar ciertos sectores de tu casa para marcar territorio y provocar que mi contraturno evite el contacto con aquellos lugares, pero es poco civilizado. Tu casa se convertiría en un urinario público.
Creo que es mejor trazar una raya con la tiza de la palabra siendo conciso y preciso.
Olivino orgullo animal, sentido de pertenencia corporal.
El pan o el pedazo.
Hasta la vista.