No te preocupe tu pena compañero,
a mí me pasa casi lo mismo,
aquella mujer a la que tanto quiero, se marchó, me ha mandado al abismo.
Así es de cruel el destino,
a veces da alegría y otras tristeza,
y siempre nos deja heridas,
por una mujer perversa.
Yo también he sufrido tanto,
que mi cama inundo con llanto,
yo confiaba en esa mujer bella,
no sabía la perversidad de aquella.
La amé bastante, quizás como un loco,
tal vez más que a mi madre,
pero la fui descubriendo poco a poco,
ella quería acabarme.
Busqué una copa de vino
para acabar con mis penas,
traté de borrar mi destino,
me quise cortar las venas.
Sufrí hasta lo indecible,
ella para mí era un dios,
no imagine nunca dejarle
porque adoraba su voz.
Un día dios abrió mis ojos,
y aquella mujer que idolatraba,
la miré cual vil despojo,
y ahora ella también lloraba.
Sin embargo no me alegro,
pues mi corazón nunca a odiado,
y aunque sé que todo fue feo,
amigo, ¡ Hoy quisiera tenerla a mi lado!
|