Ella
Fue, quizás, el cielo mas gris que había cubierto la ciudad, desde aquel invierno febril en el que se descubrió enamorado, las gentes corrían, en busca de un refugio, cual si la lluvia anunciada fuese la muerte misma…
El viento soplaba y el frío penetraba como espada y hiel, destrozando los huesos desnudos del que no tenía escapatoria,
Y él…
Él se mantenía firme frente a ella, Mientras apretaba entre sus manos aquel ramo de rosas que impregnaban su olor fresco en le viejo traje de satín, gris, como sus ojos.
Su mirada se perdía vaga entre el horizonte De aquel paisaje negro
entre suspiro y suspiro dejaba confundirse dos o tres lagrimas con la lluvia que comenzaba a caer sin pensarlo
-¿Por qué?
Se preguntaba a cada instante aquel triste divagante,
Mientras comprendía que ya era tarde,
Ella...
ella estaba mas allá de lo que él había soñado, aquel invierno gris él lo entendió así, sin embargo hoy todo pintaba diferente, y ya no lo entendía así
-te amo, aun te amo...
Musito con su voz entrecortada, mientras a lo lejos sonaba aquella vieja canción que le recordaba a las tardes de poesía y las tertulias nocturnas o quizás solo sonaba en su cabeza… pero sonaba…
sujeto el ramo con una sola mano, como reclamándole a ella o simplemente tomando valor, mientras con la otra trataba de secarse inútilmente su rostro empapado, un poco de lluvia y melancolía,
pero aquel hombre no pudo más... y se dejo caer de rodillas, derramó su dignidad, la poca que conservaba celosamente y comenzó a llorar mientras la lluvia azotaba su rostro con crueldad, sus gritos se batían con los truenos,
-Te amo, maldita sea
¿no lo entiendes?
¿no lo entiendes?
ya era tarde, guardo silencio toda su vida
Lloró por las noches y soñó por los días
mas nunca lo dijo...
Y hoy que encontró el valor... dejando al cobarde durmiendo en su lugar… ya era tarde, ella no le escuchaba,
La miro por última vez,
Y comprendió que ya no podía hacer más,
Ella no respondería a sus gritos,
Se levanto y observo el ramo por un momento...
elevo su mirada sobre el horizonte y supo que era tiempo de marchar
soltó el ramo de rosas que lentamente, como retando al tiempo y al masoquismo, cayeron sobre aquella lápida con acabados de cerámica y el nombre de ella…
él…
él dio la vuelta y se fue con la lluvia...
Centauro Fantasma
|