Con tus besos me demostraste que un día era para siempre….
Con tus abrazos me demostraste que un segundo podría convertirse en una eternidad…
Con tus caricias me demostraste que una sola noche podría llenar toda una vida….
Ciertamente nuestro amor no será más, pero mi mente se divierte recordando nuestros momentos de éxtasis, nuestras noches bajo la luna llena, donde el tiempo se detenía, donde nuestros cuerpos se confundían el uno con el otro, donde nuestros sentimientos no le daban cabida a nada más y donde nuestras mentes se perdían en las nebulosas, solo atentas a la forma en que nuestras almas decían que se amaban…
Sí, ya nuestras vidas no están juntas, sí ya nuestros labios, habidos de placer, no se tocarán más…Pero son esos recuerdos los que nos unen….y hacen infinita nuestra unión. Porque tú muy bien sabes que no olvidas mis caricias, no olvidas mi calor, no olvidas mis besos marcando cada uno de tus lunares; como yo aún recuerdo los tuyos…
Oh…Amada mía, donde fue que nos equivocamos, donde fue que decidimos abandonar nuestra historia, cuando aún podíamos continuar….¿Cuándo fue que dejamos el Edén y saludamos el infierno? ¿Cuándo fue que decidimos dejarnos y dar paso a la tortura que provoca la distancia? Maldigo ese día, pues fue allí donde mi penitencia empezó….
No importa…Desgraciadamente ahora nos une solamente el recuerdo, ahora nada más nos une nuestro necesitar mutuo (porque se que también me necesitas). Y es ese fuego que me embarga el que me dice que nuestra historia no es para siempre…¡¡Porque para nosotros, Siempre, será poco!!