Camina por el parque junto a los otros niño, el primer día de clase, esa alegría por volver a los juegos con sus compañeros y dejar de cargar esas piedras negras que le cambian el color de sus manos y hacen que se vean como Roberta la negra que vive en la choza que se ve toda quemada, porque de tanto fumar tabaco la ha incendiado dos veces, se siente libre o mejor seria decir se siente niño, hace rato que no usaba medias y zapatos, aunque al comienzo incomoda, es bueno no sentir las punzadas de las piedras en sus pies.

Ya entra a tercer año, ha crecido 3 centimetros, seguro que Grabiel estara envidiosos cuando vea lo grande que esta, lo único que no les gusta de la escuela son esas tareas que ya sabe que nunca puede hacer, pues tiene que llegar y ayudar a su mamá ya le dijo que viene un nuevo hermanito, para ocupar el lugar de Anita (su hermanita de 2 años),, la queria tanto solo que por estar distraido jugando canicas, no vio cuando se cayó en la alberca, pero se a prometido que al bebé nuevo no le va ha pasar lo mismo así tenga que estar todo el día con él, solo desea que sea una niña, porque así no tendría que acompañarlo a él y a sus otros tres hermanitos (los mellizos de 7 y Nico el mayor de 11 años) a cargar esas piedras que son negras y que tienen la culpa de que Andrés su hermano mayor mantenga con una tos de perro (como dice su mamá) y no quiera ir a la escuela.

A él no es que le guste la escuela, pero es la unica excusa para bajar al pueblo, despues de dos horas de camino, vale la pena ver los camiones que traen cosas nuevas de la ciudad, el ya sabe que cuando crezca va ha manejar uno, pero más grande que el de Don Tulio. Ese raro efecto producen los carros en él, se queda mirandolos como hipnotizado, por eso no ve ni oye el pito de esa moto, ni los gritos de la gente, solo siente el golpe del pavimento en su rostro, una calor en su cabeza, luego el sabor de sangre en su boca y al final parece que alguien apago todas las luces......