Ravel y tu piel tibia eran todo lo que necesitaba. No era mucho, no era nada, simplemente la felicidad. Tu olor se impregnó en todo mi ser y yo, incapaz de sacármelo del cuerpo, sucumbí a la alegría de tenerte siempre conmigo en alguna forma. Todo es tú, no hay algo que no me recuerde a ti. El olvidarte no es una opción, ni siquiera una posibilidad. A ellos no les agrada la idea, pero en fin, es algo con lo que tendrán que aprender a vivir porque tú, tú nunca te irás, lo sé y lo siento. Porque eres fiel, porque eres verdadera y porque cuando siento tu aliento en mi nuca, me siento capaz de desmentir todo lo que se ha maldecido al amor.
Cuando voltean a verme, es como si vieran a través de mí, y no a mí. Es irónico que hablen de mí, pero que no se atrevan a hablarme a mí. Es como si estuviera exiliado, excluido… ¿Pero de qué, de dónde? Si yo no conozco más patria que tus labios. Sé que me sientes llegar, cuando entro por la puerta. Y sé que te alegras, cuando escuchas que la vieja punta del tocadiscos se posa sobre el acetato, que adivinas cual es antes de que yo lo ponga. Y yo soy feliz cuando te cuento acerca de mi día; no puedes poner tu mano sobre la mía, pero qué importa, yo pongo la mía sobre tu vientre y es como si hubiéramos nacido juntos, como si compartiéramos la piel que nos envuelve.
Los días que pasamos solos tú y yo, esos son los mejores. Sin nadie que interrumpa ni cuestione nuestras conversaciones. ¿No te parece emocionante? Saber que después de tanto tiempo juntos, aún tenemos tantas cosas de que hablar que nos hace falta saliva y vida. Me gusta tu risa y que te rías de mis bromas, que nadie más parece entender. Ellos nunca se ríen. Pero a ti y a mí nos alegran las mismas cosas sencillas, y no es que seamos simples; quizá somos más inteligentes porque sabemos apreciarlas y ver el lado del mundo que todos olvidan: el bello. Podría estar toda mi vida contigo, podría…
A veces me enojo, cuando eres falsa e hipócrita tal y como ellos lo son, que en un mismo acto muestran bondad y mezquindad. ¡Como siento mi corazón hervir de furia cuando hacen eso! Cuando me traen de comer pero me alimentan con miedo, cuando me bañan pero me tocan con asco. Hay días que te quiero contar tantas cosas y tú no te apareces, noches en las que me deshago de ganas por tocar tus labios y en cambio me obligas a conformarme con pensarte y nada más. Eres cruel, cruel y transitoria. Me duele tenerte a ratos, por partes.
¿Por qué se ríen cuando te nombro? ¿Por qué murmuran cuando te cuento acerca de mi día, mientras flotamos en las melodías exorcizantes de Ravel? Me siento nervioso y no se que hacer; si te beso, explotan en carcajadas, si acaricio tu cabello y te canto al oído, más. Sus risas, como sonidos de animales salvajes, son tan insoportables que me desconcentran y me fuerzan a volver a mi blanca realidad…Escucho el eco de algo que no es tu voz y tristemente me doy cuenta de que nunca lo será; porque no estás, porque no eres….
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