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La vieja iglesia de estilo gótico de la ciudad, tenía una torre muy alta con campanas y un antiguo reloj alemán que no funcionaba.
Cierto nuevo sacerdote, decidió hacer lo posible para ponerlo en marcha. Comprobó, en primer lugar, que el cilindro que accionaba el mecanismo, tenía arrollada una cuerda de cuyo extremo libre pendía una pesa que por la fuerza de la gravedad lo hacía girar. El cilindro comunicaba la rotación a una serie de engranajes comandados por un péndulo que regulaba el movimiento conforme el paso del tiempo.
Inexplicablemente el reloj se detenía a las 10 y 20.
Nuestro inquieto sacerdote concurrió a un tornero. Allí lo conocí accidentalmente pues yo había ido también al lugar por unos engranajes helicoidales. Entablamos conversación. Me contó que sucesivamente había rectificado el cilindro, torneado la parte central para darle algo de concavidad, agregado material para hacerla convexa, vuelto a rectificar y finalmente hizo grabar unos zurcos por donde se deslizaba la cuerda.
Todo en vano, el reloj se detenía a las 10 y 20.
No sabía que otra cosa hacer pues ya todo lo había intentado aunque sin éxito.
La seriedad del hombre y su genuina preocupación me conmovieron. Decidí ayudarlo. Repentinamente se me había ocurrido que el problema no estaba en el cilindro sinó en la cuerda. Le pregunté:
¿ Cambió Ud. la cuerda alguna vez?
No, fue su respuesta.
Hágalo, le dije.
Se quedó pensativo, me pidió mi número de teléfono
por las dudas y nos despedimos.
Pasó una semana, yo casi había olvidado la historia cuando mi mujer me alcanzó el inalámbrico diciéndome: Es para vos.
Era el cura, había cambiado la cuerda y el reloj funcionaba perfectamente. Me agradeció muchísimo el consejo. Me bendijo y se despidió.
Han pasado más de 20 años, sé que el sacerdote fue trasladado a otra ciudad. Quizás otros relojes u otras almas necesiten de su empeño para hacerlos funcionar, mientras tanto aquel reloj alemán continúa dando las horas aunque ya nadie presta su atención en él, pues la nueva tecnología del cuarzo los ha relegado a la mera función de adorno. |
Texto agregado el 05-02-2006, y leído por 164
visitantes. (1 voto)
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Lectores Opinan |
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10-07-2006 |
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Usted maneja con precisión el mecanismo de un reloj, en su otra vida estoy segura que fue aprendiz del mejor relojero, como tambien el ser portador de la genialidad, frescura, delicadeza que desprenden sus escritos, brisas sureñas y mis ***** cafayate |
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05-02-2006 |
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¿Es cierto tu escrito? Bien extructurado y redactado.
No se podría cambiar eso de: "Cierto nuevo sacerdote" (está en el 2º parrafo) por otra expresión. Saludos ***** Galeona |
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