1.
Hace una semana me enteré que Darío había emigrado al extranjero, junto con su novia Mariela. Me extrañó su decisión y sobre todo, que la hubieran tomado en conjunto, porque a pesar de quererse mutuamente, no mostraban indicios de que pensaban tan pronto en una vida en pareja, menos en el extranjero.
Llamé a sus padres para preguntar los motivos: ¿por qué se habían ido del país?, ¿se habían casado? Solamente sabían que allá estaban estudiando, y se mantenían con una modesta beca de familia; que hasta que encontraran trabajo (y procuraran arreglar su situación migratoria) estarían viviendo también con algunos ahorros y de lo que ellos les enviaban.
Darío es de las personas que no manejan correo electrónico y que el contacto con los amigos no es tan necesario. Doña Alicia, la madre de Darío, me dio su dirección y justamente vengo de correos nacionales.
Le envié una carta larga en la que le prometo que lo estaré visitando dentro de unos meses. Por cierto, es uno de mis mejores amigos.
Al llegar a casa mi madre acababa de despachar a dos muchachos que andaban evangelizando en la colonia, me extrañó que los hubiera dejado entrar porque no es de las que le gusta perder su tiempo con fanáticos pero resulta que uno de ellos (no lo reconocí, no me reconoció) fue uno de mis grandes amigos de infancia, también amigo de Darío, y sus padres, fueron cercanos a mi mamá.
2.
Me dio mucha tristeza ver que muñequito se convirtió en cristiano, y que anda tan negrito y flaco por esas caminadas que se dan. Se parecía a Roberto en su época más joven, antes de morir. No se lo comenté. Ya se le perdió la mirada hijo.
Es impresionante mamá, fíjate que no lo reconocí, él tampoco a mí. Ha perdido mucho peso. ¿No podremos hacer algo por él?
No, estuvimos hablando más o menos una hora, uno le pregunta por otras cosas y el muchacho regresa con el tema religioso. Tiene enterrados el recuerdo de Roberto y Mayra, por más que uno le quiera sacar cosas, vuelve al tema religioso.
¿Habrá perdido la cordura?
Me parece que sí, es que ese niño podía ser cualquier cosa menos un fanático religioso, de verdad que la vida tiene sorpresas demasiado crueles.
¿Qué habrían dicho sus padres?
No, no habría pasado eso si hubieran estado vivos. Lo que me extraña es que se haya metido tan de lleno en la iglesia, no va nada con lo que uno pensaba o veía de su personalidad.
Ya no sé en qué creer, realmente que no.
Un paréntesis a todo esto madre.
Sí, dime.
Hoy le fui a dejar una carta a Darío.
3.
Dos meses antes…
El único en todo momento, la verdad en todas sus manifestaciones, los símbolos más grandes de la vida, las pruebas más contundentes de amor, las maravillas más grandes de la tierra. Todo, todo, se lo debemos a él, Jesucristo rey, rey de reyes.
Amén.
Podemos empezar a comer.
Disfrutad de estos alimentos.
…Después de la comida dos autoridades religiosas hablan sobre Ernesto Salvador Rivera Sanabria, el joven antes conocido como “muñeco”, un muchacho de piel trigueña oscura y ojos azules, de facciones muy finas: por eso se ganó el mote.
El muchacho es muy inteligente pero siento que todavía no está integrado.
Sí, tiene un poderoso mundo interior que no lo deja ser.
¿Escuchaste la manera en la que me dirigió la palabra?
Demasiado desenfado, mucha confianza, auto-conocimiento, irrespeto.
Y lo sabe disimular muy bien.
Es lo peor de todo, que lo sabe hacer muy bien. Pero debemos ser muy delicados con él, no queremos que se nos vaya, es de esas personas que ya estando de tu bando son capaces de hacer cualquier cosa por ti.
…Mientras las dos autoridades religiosas conversaban Ernesto Salvador hablaba por teléfono.
Está muy bien todo.
Yo paso a las tres de la tarde.
¿Dónde estás?
Desde un teléfono público, cerca de mi trabajo.
Muy bien.
¿No será mejor que pase yo dentro de unos minutos?
No, a las tres de la tarde.
Yo no tengo ningún problema.
No Darío, no es eso, solamente que necesito hacer unas cosas antes, es mejor a las tres.
Como quieras.
Está bien.
Bueno, un abrazo.
4.
“Hola amigo, agradezco tu comunicación, pensé que no estarías escribiendo con esta regularidad. En mi casa todo bien, mi madre siempre en el trabajo, yo, trabajando y estudiando a un tiempo, dedicándome a las cosas de siempre.
Te cuento hermano que tengo una nueva novia, es una mujer bellísima (por cierto le mandas saludos a Mariela, dile que sí escribe muy bien, que se lo digo yo), la conocí después de uno de los partidos, andaba viendo a un familiar suyo, que jugaba en el otro equipo.
No te miento, amor a primera vista. Pensé que a esta edad esas cosas ya no pasaban, me vuelvo a sentir como de diez y siete años.
Se llama Iradema, raro nombre. Luego te cuento más de ella.
He estado viendo bastantes películas, me he tirado toda una serie de Luís Buñuel, también he vuelto a tocar violín, yo sé que era algo que tenía que hacer de nuevo, tarde o temprano.
Mi madre está muy contenta porque pensó que no volvería a hacerlo. Mi madre muy bien, te manda saludos también, está muy tranquila porque dentro de unas semanas se va para Cuba con dos amigas, ya las conoces, una de las viejas está más que buena, es aquella mujer que viste con el portero del equipo, jajajaja, ya te acuerdas.
¿Cómo son las mujeres, en fin, el ser humano con la doble vida?
Por cierto, hablando de eso, se me olvidaba comentarte, que muñeco, ¿te acuerdas de él verdad?, aquel, Ernesto Salvador, el trigueño de ojos azules, nuestro amigo de infancia, ¿no tengo que recordarte? Bueno, se ha vuelto religioso a más no poder, no tendrías idea de cuánto.
El caso es que hay un nexo con él, ya sabes, siempre se sigue queriendo a los viejos amigos, por viejas cosas y sobre todo porque siempre mi madre me hace pensar en lo que pasó con sus padres, en lo que eran esos tiempos en los que estaban vivos ellos.
Pues el caso es que he estado platicando con él, de cierta forma siento que tiene ese ángel todavía, no se ha perdido por completo, el muchacho ese tenía pinta de genio, no lo podemos negar, era brillante, siempre un poco loco pero brillante y profundamente bueno, me parece tan terrible que se haya convertido a la religión de esa manera.
Me ha dado mucha lástima y he estado saliendo con él, también mi novia, a quien le he contado la historia que nos une a nosotros, y fíjate que en el fondo de sus ojos veo que lo que ocupa es compañía, una vieja plática que le ayude a volcarse hacia un tiempo mejor.
Me dicen que tengo paciencia porque lo escucho y lo escucho. Cada vez menos me mete la plática de Dios y me habla más de él. ¿Te acuerdas lo bueno que era jugando fútbol? La vez que salimos, ya hace como dos años, la última vez que lo habíamos visto, a beber, ¡la mujer que se levantó! No entiendo qué pudo pasarle. Está muy joven, todavía puede reubicarse. Me dice que ha dejado la carrera de Derecho, con solamente cuatro clases para terminar. No puede ser, para mí todo esto es una gran depresión.
El caso es que me invitó a mi novia y a mí que vayamos al desierto de San Ignacio que es un lugar bellísimo, definitivamente no hay mejor lugar que ese para que uno se desintoxique de la vida de esta ciudad. Uno de verdad que le quiere ayudar a él y de paso la pasaremos bien los tres, ya le comenté a mi madre, que me dice e insiste que ya él perdió el hilo pero es que lo conoce menos.
Por cierto dice que he cambiado mucho, ¿tanto? Me pregunto, si la vez que fuimos a beber fue reciente. Hace unos días nos habíamos cruzado sin reconocernos.
Las cosas de la vida. Mi novia no me cree que era yo un marrano, jajaja, ¿cómo estás?, ¿estás subiendo de peso?, ¿estás más flaco? Mira, yo te cuento todas estas cosas pero en realidad lo que sucede es que haces falta. Por eso resulta tan coloquial todo, sé que tus razones tendrás para haberte distanciado tanto pero al menos sé que no solamente fue de nosotros sino también de tus padres. Por cierto, no le he comentado al muñeco acerca de lo que has hecho con tu vida, no he querido mencionarte porque siento que debe ser iniciativa suya volver un poco a ser quien es, no quiero meterle temas que le invoquen cosas que ya sabemos.
Es que hablo en serio, ha tenido una descomposición de todo lo que era él antes, hasta me extraña que me busque.
Bueno amigo, hasta pronto, te manda un abrazo mi madre y saludos a Mariela, disfruta tu estadía allá y sigue escribiendo. Me gusta esta manera de comunicarnos. Hasta pronto.
Emilio.
5.
Antes de la partida de Darío y Mariela al extranjero hubo un evento que apuró la decisión, fue la cercanía y experiencia que tuvieron ambos con la muerte.
Toda una serie de sucesos extraños se presentaron en la vida de Darío previa la terrible experiencia, pero es hasta en la última carta de Emilio, cuando Darío comprende que todos esos extraños sucesos y la situación de muerte no eran azarosos.
Eso ya no tiene importancia. Lo que interesa saber es que en el momento de la carta, la vida de Emilio estaba corriendo un peligro inmenso.
Probablemente su amigo no correría la misma suerte suya, para ese momento Emilio puede estar vivo o puede estar muerto.
Nadie le habría podido avisar hasta ese instante porque como ya se mencionó antes, Darío no es amigo del correo electrónico, por otra parte, no tiene teléfono y desde hace varias semanas no se ha comunicado con nadie en el país…
No puede hacer nada sino corroborar, esperar.
Una angustia tremenda le ha provocado un vértigo severo, llora, Mariela se acerca, pregunta alarmada qué esta sucediendo:
Apenas puede hilar las palabras.
Creo que mataron a Emilio.
Un silencio mortuorio se hace en el pequeño apartamento.
(continuará…)
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