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Inicio / Cuenteros Locales / mrhyde1970 / TRILOGIA PERVERSA MORBOSA Y CRUEL III

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CRUEL





Jamás voy a entender porque mi marido nos hizo esto a mí y a mis hijos.
Yo, que le brinde los mejores años de mi vida, que siempre estuve a su lado y soporte sus pesares y miserias estoicamente, supe de su muerte por el idiota de su amigo, Oscar.
Podría hablar de sus virtudes, pero el negro acontecimiento que se cierne sobre mi, me impiden ver sus virtudes...es mas, pocas tenia, y la única que yo recuerde y tenga en consideración en estos momentos es su docilidad.
Eusebio era un hombre callado, rara vez me desobedecía, y tendría que enumerar esta característica como una virtud, aunque los compañeros de trabajo que tenía le decían que esta era su principal falla.
¡¿Que saben esos?¡ yo era la que tenia que soportar sus lloriqueos cada vez que regresaba del trabajo, rondando las 10 de la noche, y sus lamentos por las burlas que estos le propinaban.
Esos patanes no podían soportar que yo, su esposa, le dijese a mi Eusebio que era lo que debía hacer en casi todo.
Mi difunto esposo era incapaz de tomar una decisión por si solo, si no acudía a mi, era incapaz de todo.
Ahora recuerdo cuando después de 22 años de servicios en la clínica, tuvo la osadía de pensar en renunciar.
Esa noche lo puse en su lugar. Deje que me cuente sus motivos sin abrir la boca, pero después de tanto palabrerio, le propine el merecido cachetazo que se merecía por tantas estupideces y lo deje sin cena.
Koper, nuestro perro, fue su única manta, ya que esa noche durmió con el, en el cobertizo.
¡y todo no termino ahí¡,¡ no señor¡, le retire la palabra y prohibí que alguno de nuestros hijos se la dirigiera.
Eusebio tenía esas ideas entupidas todo el tiempo.
¡Como se le iba a ocurrir dejar ese trabajo, el único que a medias podía desempeñar debido a su ineptitud¡. Trabajaba, como ya he dicho, en una clínica en Morón realizando el mantenimiento y limpieza junto a otros chicos que apenas llegaban a la mitad de su edad.
Mi Eusebio se despertaba 4:30 de la mañana, y ala media hora, tomaba el trencito hasta constitución, de allí un colectivo hasta el once, y allí el otro tren hasta Morón.
Una vez ahí, caminaba unas 15 cuadritas hasta la clínica, listo para empezar a trabajar a las 9:00 hs.
Tenia un solo franco semanal, a diferencia de sus compañeros que si gozaban de dos días de descanso, pero el iba un día mas por recomendación mía; el debía tener en cuenta que su magro sueldo solo se compensaba si realizaba estas horas extras.
Y para peor, tenia el tupe de negarse a realizar las tareas domesticas los domingos.
¿Qué se creía el?,¿Qué una mujer sola, con dos energúmenos como hijos, podía encargarse de todas las cosas que deben realizarse en una casa para su mantenimiento?
De todas maneras, el sabia que si no hacia lo que es necesario hacer en una casa los días domingo, no cenaba.
Una vez me dijo que era injusto que yo durmiese una reparadora siesta después de ir a misa mientras el cortaba el césped.
Una sola vez lo dijo.
Imaginen en la violencia del sopapo que recibió como respuesta.
Bueno, el asunto es que ahora, sin el, alguien tendrá que ocuparse.
Como les contaba, mi Eusebio era un imbecil, y lo que más me da bronca es que después de tantos años de feliz matrimonio, me vengo a enterar que por una loca cualquiera, tuvo su desgraciado accidente.
Resulta que el inútil, después de lo que nos costo llegar a comprar el Fiat 128 que yo necesitaba para que el me lleve a hacer las compras y a ver a mis hermanas, va y lo estrella contra un taxi, en plena capital federal.
Y todo por hacerle un favor al marmota de su amigo Oscar.
Miren como era de zángano mi Eusebio que se animo a ir al centro con el auto, al que apenas manejaba ya que yo no le permitía usarlo mas que los fines de semana, para retirarle un turno a su amigo en el medico, ya que Oscar tiene cáncer de no se que...
¡Ah no¡ el señor una vez se animo a decirme que no quería ir con el auto a la casa de mi hermana julia porque los hijos de esta lo obligaban a llevarlos a jugar al fútbol a un potrerito que estaba a 30 o 40 Km.
¡¡¡¿y su amigo que?¡¡¡
¿Desde cuando el decidía a quien o como hacer un favor?
Y bueno...caro lo pago.
Después del choque, quedo hemipléjico.
Pero lo que mas me duele, si señor, es que cuando supo que no volvería a caminar, haya pedido ver a los chicos, los beso como despidiéndose, y por la noche, en esa mugrienta clínica que lo tuvo por empleado tanto tiempo, haya decidido quitarse la vida clavándose una jeringa llena de aire en las venas.
Los médicos no pudieron hacer nada por el, y si hay algo que me duele profundamente es que el muy idiota no se haya despedido de mi.
Ni siquiera eso hizo bien mi Eusebio.
Era tan idiota el pobre...
Tenía la felicidad comprada y no la supo cuidar.
¿Y saben que me duele?
Que yo no le dije que se mate.
Si estuviera vivo, lindo soplamoco le daría.

Texto agregado el 05-02-2006, y leído por 110 visitantes. (1 voto)


Lectores Opinan
06-04-2006 Un tema poco común, el del hombre maltratado... Pero me gustó cómo la jodió al final, cómo se liberó de ella y la dejó desparramadita por el suelo de frustrada. Un abrazo. Ikalinen
05-02-2006 la verdad creo que usted da para mucho más,pero tiene algunas cosas,que se podrian haber explotado , sobre todo el humor negro, que en algunos parrafos asoma, con algun brillo. sorias
 
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