Dulces labios besaban mi boca y mientras me copulaban el alma un frío amargo penetraba en mis entrañas. (Te abrace. Me abrazaste queriendo detener el tren, la partida, queriendo quitarme las alas) No te sentía era la muerte quién me besaba y por vergüenza con ella me fui con el alma ensangrentada.
Texto agregado el 21-11-2003, y leído por 308 visitantes. (1 voto)