Mi silla
sobre la arena.
Las montañas merodean.
El arroyo escapa sombrío.
Anteojos oscuros.
Sombrilla.
Un sol que chamusca el pasto.
Y...
con un aerosol
con fragancia marina
rocío la nariz del viento
y aspiro
y aspiro.
Cierro los ojos,
los aprieto fuerte
y me pierdo...
emborrachándome
con el arrullo del mar.
¡Ahhh!
Texto agregado el 21-11-2003, y leído por 233
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Lectores Opinan
21-01-2004
Pero ¿porqué no fuieste al mar y te quedaste en el campo? y la fotito de la playa no la tienes delante Saludos FranLend