En el modo en que late la noche dormida,
en los cuencos arrugados de las manos blandas,
en la rigidez innecesaria del oceano,
en el parpadeo sonoro de una esquirla.
En la curiosa nube que olisquea la sangre del amanecer sobre tu vientre,
en la codiciosa forma del caramelo debajo de tu lengua,
en las palabras caidas que deje pudrir cuando te fuiste.
En la conciencia suicida del deshielo de cada hora en el dia,
en la prohibición de una moneda sobre el charco hundiendose,
cada prologo a esta manera de recordarte,
cada recordarte cuando a veces apareces y no hay nadie
en este hambriento hotel devorado por alfombras,
en esta calle que se incendia de dura melancolia.
Cada parpadeo del universo
en ese curioso que se detiene en el movimiento,
y las lentejuelas faciles de una mujer que ordeña a su amante.
En el sonido suave de levantarse a orinar una parte de la costumbre,
en los recovecos lustrosos de un engaño,
en las orillas irreconocibles de nuestra propia felicidad,
en los espejos clavados a las paredes,
en las paredes lisas,
en todo lo que conforma el movimiento perpetuo de los olores
en donde se desmiga el ruido,
y el cuerpo enciende
el espacio para la huida hacia adelante,
y todo se desmorona en un desaparecer...

En el silencio del oficio este de martir sin muelas y su privilegiada forma de morir....


Para Paloma....