La Prostituta

Crisálida la llamaban,
La niña del bello cuerpo.
Crisálida de la noche
En las veredas del puerto.

Vestidito de franela,
Cartera de fina piel,
Zapatos de cuero negro,
Guantes de fino caché.

Crisálida imitaba
El vaivén de las cortinas
Removidas por el viento
Desde que existen esquinas.

Su cuerpo no se vendía
Como sabroso pastel
Su corazón se entregaba
Por el gusto del querer

Crisálida era cara
No era cosa de carey
Se es o no se es cara
Es cosa de parecer

Una noche en que los barcos
Soñaban insomnios locos
Una visera barbuda
La atracó cerca del foco.

Crisálida no escuchaba
El ruido de la moneda
Pero miraba los ojos
Del hombre que la quisiera.

Vio dos huecos opacos
Como guaridas vacías
Y ríose de lo poco
que el destino le ofrecía.

Pues, volvió la bella espalda
Con paso de bailarina
El barbudo le plantó
Su cuchillo hasta la espina.

Cual la bella mariposa
Que agoniza al fin del día
La niña del bello cuerpo
Se evaporó en una esquina.

Crisálida se extinguió
Una noche de bailongos
Cuando los barcos dormidos
Sueñan que tienen insomnios.

Crisálida era cara
No era cosa de carey
Se es o no se es cara
Es cosa de parecer.