En su recuerdo y en la vivencia propia se cumplen sesenta seis años que mis ojos dejaron de verte, no es tanto para un número de la historia, para mí sí.
Como si tuviera un brazo menos transcurrió esa infancia. Ante la pregunta infantil: ¿Donde está? -- No, mi papá se murió--. Respuesta y un nudillo en la garganta. Después ya no, en los años jóvenes, todo normal, fuerte el hombre, me supe arreglar. En los avatares de esa guerra sucia que es ganar dinero, defenderme de la agresión mezquina, aquella falta me daba fuerza, para decir: a pesar de todo aquí estoy señores, presente, yo también quiero el éxito, al menos ser par de todos ustedes congéneres afortunados...
Sin embargo se notaba la diferencia, venía corriendo de atrás, se nota hasta el día de hoy. Por quererte tanto puse ese relato, “Aquel domingo”, ¿recuerdas? me llamaste. Esa es la llama que supiste dejarme. No creo en milagros, dudo en la otra vida. Pero ese día hace sesenta y seis años , un día como hoy 4 de Febrero , extendiste la mano a tu hijo.
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