¿Crees que eres mi dueño? Disculpa que me ría en tu cara, pero me causas lástima… ¡Todo lo contrario! Te tengo a mi merced, esclavizado, no puedes hacer nada sin mí, cuando sales, contigo estoy, cuando intentas relajarte y perderte en la soledad, mi voz omnipresente te atormenta, la escuchas a cada rato, a veces, te despierta cuando tratas de dormir la siesta, interrumpo tus diversiones, pero aún así, procuras adornarme, te preocupas de mí, me cuidas, me muestras ante tus amigos, sintiéndote importante por tenerme junto a ti.
¿Me ves como sólo un objeto? ¿Crees que si me pierdes es lo mismo que perder una cosa cualquiera? Claro, piensas que me reemplazarás, que quien me suceda, también será un objeto tuyo… pues te equivocas, también te esclavizará, porque tú eres así, dejas que todos manden en tu vida, no podrás salir solo, como tampoco puedes ahora conmigo, vives pendiente de mí, no puedes abandonarme ¡No puedes!
Vuelvo a preguntar: ¿crees ser mi dueño?
La respuesta es simple: yo no soy tu teléfono celular; tú eres mi humano.
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