Cuando dos personas se decepcionan....
Cuando dos personas se decepcionan mutuamente,
ya no queda nada por decir,
todo está hablado.
Al principio quería hablarte, quería saber,
pero cuando ya no hay nada que decir,
el discurso se puede volver cruel
y sin lógica; sólo sacas lo peor
del otro, no hay complicidad.
Todo se volvió confuso, rabioso,
se perdió la lógica, el sentido de la amistad.
Sin ninguna razón aparente, sin ninguna causa,
un vacío inmenso, la inexistencia,
sin ningún desencadenante.
Te buscamos, y no te lo creerás,
te estuvimos esperando unas cuantas noches,
delante de tu puerta, esperando que aparecieras como siempre;
Y igual nos lo negarás.
La negación es la base donde muchos se alimentan,
y la mentira los hace sobrevivir.
Aparecieron terceros, y para nosotros,
¡Son ya demasiados años! Los terceros son siempre sombras,
sombras repetidas del pasado. La misma envidia, la
misma falsa honestidad, y ¡vaya mierda! Aún funciona,
hay gente siempre dispuesta a escuchar, y a creerse libre
mientras está siendo manipulada.
Si prefieres sentirte solo, por no tener que sentirte soportado,
es que no nos entendiste.
Aquí no era cuestión de ser soportado.
Lo que en cualquier otro hubiera sido una ofensa o una provocación,
en ti lo veía, lo vivía como el sentido del equilibrio cuando
se rodea el precipicio. El flirteo con la verdadera soledad,
la búsqueda de la nada,
la explosión de adrenalina cuando no sabes donde vas.
Si lo que deseas es que nadie te espere, ¡no hay
ningún problema!
Si deseas continuar marcha atrás y hacia adelante y jugar a ser
mortal e inmortal, entonces: comparte tus horas
mágicas con fórmulas químicas que no
tienen nombre, abraza tu sofá demacrado y vomítale
tu empacho de cobardía, mientras hay gente que pasa
delante tuyo despidiéndose y tu le das la espalda a todo el que
te hace sentir demasiado vivo, demasiado enganchado.
¿Y sabes? ¡Para nosotros ya son demasiados años!
No importaba entonces la soberbia, la vanidad de la juventud,
la ignorancia del que acaba de llegar y te da lecciones con un descaro alucinante.
Todo esto no nos importaba,
para nosotros solo tenía sentido
que hubiera complicidad.
Pero te veo como una imagen desenfocada,
una proyección mal definida en una pared,
sin dimensión, sin intensidades.
Si no quieres que nadie te espere, no quieres que te acusen,
ni que te juzguen; no soportas que te presionen,
no quieres dejar de estar escondido, comparte tus
horas mágicas con fórmulas químicas que no tienen nombre,
abrázate a tu sofá demacrado,
vomítale todo lo que llevas encima,
dale la espalda a todo lo que nos hace sentir vivos
(Alguna vez dijiste que vivir es un accidente desgraciado)
machácales la cabeza a los que de verdad te han querido.
** (Gracias amigo cobarde)**
Otro, uno más, siempre se repite
© 2006 Magdala
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