Inicio / Cuenteros Locales / arnaldo / Teléfonos en habitaciones vacías
Un grito pego, y después la furia se hizo cargo.
El teléfono simplemente estalla contra la pared,
un millón de pedazos de algo inservible
menos servible aun,
estropeando el hall de entrada.
Y ella se durmió llorando y el no pudo dormir.
Al amanecer eran dos pedazos de almas
rondando entre los restos de algo,
que perdieron o destrozaron,
que vendieron o olvidaron.
El amor más puro se fue chiflando por la ventana.
Al carnaval no.
(Río nunca estuvo en sus planes)
Nada especial para esos pobres,
que solo se tenían el uno al otro
y ahora,
ya ni eso.
Un cenicero que rebalsa de tiempo muerto.
Y toda la noche en vela, sin risas, sin besos.
Dos idiotas muertos de miedo.
Hablándose enmudecidos.
Desean la paz pero se abalanzan al caos.
Y nadie dice nada de nada, el silencio se vuelve profeta.
Y ella se marcha y el también.
Vagan sin rumbo y hunden la nariz en cualquier plato huérfano.
Dios sabrá desencontrar a estos pichones.
O no.
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Texto agregado el 03-02-2006, y leído por 140
visitantes. (2 votos)
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Lectores Opinan |
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11-10-2006 |
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Lo encuentro genial... qué manera de expresar, ***** deneb |
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06-03-2006 |
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que cuadro tan cotidiano y el amor prefiere irse chiflando al carnaval... larus |
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