Abre los dedos poco a poco, uno a uno,
lentamente.
Admira el milagro de ser dueña de eso,
solo vos y nadie mas que vos.
Y si el mundo tiene algo de mas que se lo quede para él.
Nunca fue cortes en eso de repartir.

Dios sé a quedado dormido en la almohada del tiempo.
Solo estamos nosotros para desperezarnos los días grises.
Y si sale el sol,
(aunque sea solo un instante)
quiero ver tus ojos parpadear.
Desafiando esa luz que brilla por brillar,
ajena de sensualidad y muda en tu sombra.

Y vos con tus augurios y tus recetas, riéndote de todo
en la cocina del alma.
Cada ves es para siempre y gracias por esos manjares de la memoria
a los que recurro cuando la carga es esta vida.
Besos y piernas y miradas fugases...
y lo demás es solo nuestro.

Abre los dedos,
uno
a
uno.
Parpadea
y desafía eso que llaman sol.
Deja que tu sombra enmudezca a los necios
(tal ves como yo)
Y abrázate a las delicias de la memoria
(algo bueno debe haber que alivie tu carga)

Yo solo puedo adormecerme en tu presencia
y amarte por prestarme tu vida y tus risas.
Y saborearte en mi memoria,
alivianar la carga
y abrazarme a vos
en la cocina del alma.