Llueve Y en los labriegos tejados Pernoctan llantos grises, Llueve Y en los angulados rincones Arañas se imaginan en vuelo, Llueve Y un Cristo de falso acero Cuelga sencillo como un muñeco, Llueve Y la noche es amarga Como el corazón de una oruga, Llueve Y mis amigos invisibles Suman y restan piedras Llueve Y Dios se pasea en su oficina Con un cartel que dice: “No hay vacantes”.- “...De un cesante” Macrúz.-
Texto agregado el 02-02-2006, y leído por 224 visitantes. (3 votos)