Nunca he buscado luz roja
porque tengo un filtro en los ojos
como el que le venden a los ciegos
para hacerlos lucir más elegantes
en situaciones de beneficencia.

Cuando se me secan las lágrimas en las lágrimas
mi hada madrina me pone un cuchillo
para que de verdad aprecie mi felicidad.
Dice que eso lo aprendió de un tal Deepak Chopra
y que su escultura pronto va a terminar.

Una vez soñé que moría en los 70's,
víctima de drogas y rock & roll
una tortuga era más veloz que mi voz.
Benito Juárez era mi corista y mi multitud,
mi vestimenta era blanca y mi muerte atroz
tengo gusanos comiendo de mis dedos
y me pregunto por qué no compré mi quietud.

En la cabeza traigo dólares,
emparedados y spaggetti para compartir
mi espalda está llena de cadáveres de bebés
que se volvieron fríos y amarillos al abrirlos,
como la costumbre en Taiwán recita:
yo taciturna mundana que vomita.

Tengo colgando de la puerta de mi casa
a tres ratones de la cola,
me parece ver su ingenuidad cómica
cuando tratan de escapar.
Tres ratones tercermundistas
alimentados por comida infernal
terminarán vendidos por un dólar
entre pan, jitomate, mostaza
y la cara de Ronald Mc Donald.

Dos pagos dependencia por ponerse
a la defensa de la vendimia de cadáveres de descuento,
fue un castigo para un hombre de titanio
que pide comprar uno igual a nada
cuando el afrodisiaco del siglo
es el verde bandera que ya no necesita.

¿Me ganó él, verdad? me ganó el payaso ridículo
de una bofetada en el hocico
con un billete de baja denominación.
Cambiaré dos monedas por un domingo
y dos riñones por una propina.

Nunca conocí a nadie adulto
que fuera como el niño
del que todos se burlan en la escuela,
que sufre de trastornos de personalidad
y desea que todos se mueran.
B.U.S.H. lo logró con altos honores,
altos niveles de idiotez y su lógica apestosa.