Abrió la puerta de su casa con la misma desidia con la que arrastraba sus pies, se encaminó al coche y bostezando lo puso en marcha. Las noticias en la radio daban previsión de niebla en la zona, cambió de emisora, si ya se sentía molesto teniendo que recorrer tantos kilómetros para ir al jodido trabajo, más le molestaba tener que hacerlo envuelto en la niebla.
Tarareaba una canción que ni sabía que conocía cuando vió que algo surgía de la espesa bruma y se golpeaba contra el capó. Dió unos volantazos , el coche derrapó varios metros por la humedad del asfalto, cuando logró frenar del todo aparcó en el arcén, se desabrochó el cinturón de seguridad y tambaleándose por el susto salió del vehículo. El capó estaba abollado y manchado de sangre, con el gesto contraído por la impresión y frotándose nervioso la cabeza, se dirigió al tramo donde había recibido el golpe. La niebla era tan espesa que apenas podía ver, cuando creyó llegar al lugar se detuvo para ver si oía algo que le pudiese guiar hacia lo que había atropellado, oyó un gemido, avanzó unos pasos y cayó de bruces. Algo amortiguó la caída, era algo blando y por lo que sintió en su mano estaba húmedo, la acercó a la cara y con horror descubrió que estaba ensangrantada. De rodillas palpó el cuerpo, un nuevo gemido le hizo agacharse más, aquel calínige gris que lo rodeaba apenas le dejaba ver, de repente su mirada se encontró con un rostro destrozado por el roce con el asfalto, aquella boca desfigurada intentaba decirle algo, se aproximó hasta sentir la sangre humedecer su oído. "No pida ayuda", susurró el herido mientras exhalaba su último aliento en un estertor acompañado de convulsiones.
Desesperado se incorporó, tomó al fallecido en brazos y lo apartó de la carretera, volvió al coche,se negó a arrancar, cogió el teléfono, maldijo su suerte, la batería se había agotado y no pudo ni hacer la llamada de emergencia, fue de nuevo a donde estaba el muerto, le registró los bolsillos pero nada, no llevaba móvil,estaba sacando la mano del bolsillo de la chaqueta cuando el cuerpo se convulsionó de nuevo, la boca se abrió para intentar respirar de nuevo, la vida aún se había negado a irse; recuperado del susto le hizo un masaje cardíaco, un vómito mezclado con sangre le empapó el pecho, el único ojo visible de aquella cara desfigurada brilló vivo de nuevo, era un brillo de sorpresa por no estar muerto, miró a su salvador y la desesperación relució en él mientras con una fuerza inusitada le agarró por la camisa y atrayéndolo hacia él le dijo de nuevo que no pidiese ayuda. Se quitó la chaqueta y le apoyó en ella la cabeza a modo de almohada, le dijo que no se preocupase, que todo saldría bien, pero el hombre no paraba de decir que no pidiese ayuda. Se fue corriendo a la carretera necesitaba parar algún coche, unos faros se dirigían hacia él, agitó los brazos y gritó para que parase...
...Una lágrima brotó del ojo del herido,¿porqué no lo habría escuchado?,la vida se apagaba en él mientras en su cabeza resonaba el ruido del golpe,el sonido del frenazo, el chirriar de los neumáticos derrapando en el asfalto.
La niebla se disipó dejando que la luz mostrase aquel espectáculo dantesco, al menos había diez coches en el arcén,unos a escasos metros de los otros y entre ellos, como en una siniestra disposición macabra, un cadáver, excepto entre los dos finales, habían chocado quedando un hombre aplastado en un amasijo de hierros y otro dentro del último con el volante roto clavado en el pecho. |