Acabo de llegar de Marte Rojo
Acabo de llegar de Marte, regreso del futuro, aproximadamente del año 2080, preocupado por varias cosas, primero como colombiano me enteré alarmado que la violencia que venía desde 1948 del siglo pasado ya había acabado con el país, que India y Pakistán estaban combatiendo con armas atómicas, que la lucha en la frontera entre Estados Unidos y México cada vez se hacía más virulenta, que África de nuevo sufría una hambruna y que el grupo de las 7 potencias se reunía, el planeta azul era un caos fruto de las guerras por nacionalismos, radicalismos, enconadas luchas religiosas, fanáticos que se convertían en bombas humanas y tenían a nuestro mundo patas arriba y como si esto fuera poco la revolución también llegaba a Marte, la situación cada vez estaba más crítica, con una población de un millón de emigrantes, estimuladas por los intereses malsanos de las trasnacionales
La Unoma, una especie de Naciones Unidas, tan inoperante como las Naciones Unidas o más bien desunidas, para hacer cumplir un estatuto para Marte basado en el régimen a la Antártica, se estaba convirtiendo en letra muerta, ante los intereses de las trasnacionales donde estaban representadas no solamente los países pioneros como Rusia, Estados Unidos y los suizos sino la liga árabe, la india, los tigres asiáticos, Nigeria, Brasil, los petroleros, naciones que tenían plata para especular y que llevaban cada vez más emigrantes a Marte a buscar metales, apoyados por Plyllis Boyle, la oscura geóloga, que llegó al planeta rojo llevada por la ambición de obtener una buena tajada monetaria y por el poder que la harían prácticamente la reina de Marte, como Fausto vendió su alma, solamente que esta vez no fue al diablo sino a las trasnacionales, construyendo contra viento y marea el ascensor entre la tierra y Marte, para favorecer la extracción de métales preciosos, por Frank Charmes, un ambicioso y celoso científico resentido con John Boone, el primer hombre que piso territorio Marciano y Sax Russel que vivía en una realidad virtual quienes se prestaron para modificar la atmósfera y el paisaje marciano, querían a toda costa la terraformación del planeta, con el lema “Si el hombre no se puede adaptar a Marte hay que adaptar Marte al hombre” pero encontraron en Ann, en John Boone, el primer hombre que piso el suelo marciano, en Hiroto, la mujer asiática y en Arcadi Bogdanov sus oponentes cuando siguiendo mandatos de las trasnacionales empezaron a incumplir los acuerdos acelerando una terraformación salvaje que hería el suelo marciano para buscar metales preciosos más tarde Arcadi inició la primera revolución Marciana, antes Hiroko con sus seguidores se esfumaron en suelo alienígeno para llevar una vida independiente fuera del control de la Unoma y de las 7 potencias.
Se había iniciado la revolución, las fuerzas de la Unoma, apoyados por la policía y los paramilitares de las trasnacionales bombardeaban desde la tierra y desde la luna, los hábitat de los revolucionarios, destruían sin fijarse en civiles y no combatientes las ciudades marcianas y era tan fácil como pinchar un globo o obligar a salir a todos los habitantes, con las manos en alto quitándoles el oxígeno, además como en las guerras de la tierra si dominaban el aire dominaban la conflagración, la sublevación de Marte era como las pequeñas y grandes revoluciones de la tierra un sonoro fracaso, solo habían logrado que se destruyera el sueño de los cien pioneros, 50 hombres y 50 mujeres que arribaron a Marte en el 2026, ahora las fuerzas policiales de las trasnacionales y la policía de la Unoma se dedicaba a destruir ciudades marcianas, como pinchando globos de piñata, matando como en la tierra a civiles y rebeldes, la gente ardía como antorchas, la cúpula del hábitat de Arcadi Bogdanov fue pinchado y cuando trató de incorporase el brazo le estalló en llamas, murió carbonizado y con él se carbonizó la primera revolución marciana..
Solamente la sociedad perdida de Hiroto hacia la cual iban los últimos 7 de los primeros pioneros que ahora eran cazados por al policía de las trasnacionales, que destruían la infraestructura de Marte, con el sueño de empezar de nuevo sin el estorbo de los primeros cien científicos, pero tantos despropósitos de los rebeldes como de las fuerzas policiales terminaron por desquiciar un planeta que ya habían descontrolado los hombres de ciencia con la terraformación y una avalancha de nieve se estaba tragando el planeta rojo, del cual ahora solo quedaba nevisca que en desmoronamientos apocalípticas se llevaba todo a sus paso acabando con el planeta, ya los rebeldes habían destruido Fobo, el satélite madre y el cable que unía a la tierra con Marte pensado por las trasnacionales para llevar minerales de Marte a la tierra, tristemente se estaba acabando la aventura en el mundo rojo y si por Marte llovía en la tierra no escampaba, la guerra era el común denominador, yo personalmente veía con muy malos ojos y hasta intuía lo que sucedería cuando el John Boone, el primer hombre que pisó Marte en el 2020, con toda su autoridad moral se estaba convirtiendo en un estorbo a quitar por las trasnacionales que no tenían patria sino dividendos y rentas por ganar, se constituía en un enemigo potencial de sus aviesos planes económicos, por tratar de inculparlo se había derivado el primer asesinato en Marte y luego lo sacaron del camino, lo mató el ambicioso de Frank Chalmers, al cual la avalancha de nieve sepultó cuando huía desesperado buscando la sociedad perdida de Hiroto, que había desertado hacía muchos años del control de las grandes potencias y de la Unoma y ahora hacía una vida propia en Marte, lejos de los registros oficiales, allí iban Ann la valerosa mujer que se opuso con todas sus fuerzas a la terrificación y Sax Russel el cerebro de la terrificación.
La guerra en poco tiempo acabó con ese esfuerzo descomunal de 50 hombres y 50 mujeres que llegaron a dominar ese clima hostil, colocando espejos en órbita para que reflejaran la luz sobre el suelo marciano, esparciendo polvo negro, en las capas polares para fundir el hielo y construyendo grandes túneles de kilómetros de profundidad para dar salida a los gases calientes, trabajando con robot, viajando en rovers, comunicándose por su computadora de muñeca, que llevaban pegada como un reloj, utilizando robots, que para las trabajos pesados dirigidos por tele operación llegaron a medir casi la altura de un edificio, volando en ultralivianos, teniendo trajes espaciales que les permitían vivir en ese clima hostil saltando como canguros, construyendo satélites artificiales y el gran ascensor que comunicaría la planeta con la tierra, pero entre esos cien, iba la ambición simbolizada en Frank Chalmers y en una mujer Plyllis Boyle, más otra mujeres y hombres legendarios como Arkadi, Vlad, Ursula, Janet, John Boone, Nadia Dherneshevsky, Maya, Hiroko la mujer asiatica, Peter, Ann y Simón, que se habían enamorado de Marte y soñaban con un mundo nuevo con nuevas leyes, lejos de los malos vicios de la tierra.
Este viaje maravilloso lo realicé gracias al patrocinio desinteresado de Kim Stanley Robinson, autor del libro “Marte Rojo”, un visionario, que me llevó a planeta rojo y ahora excitado por la imaginación retorno a mi conflictivo siglo de inicios del milenio XXI, pensando en el incalculable poder del pensamiento, en ese viaje asombroso que me proporcionó la literatura y más que nunca le agradezco a Dios, señor de la imaginación, por haberse fijado en mi, es cierto que no me dio riquezas al contrario toda la vida he estado luchando contra mi propia deuda externa, tratando de equilibrar en medio de las atrocidades del neoliberalismo la supervivencia económica, nada tengo, fuera del don de leer y escribir, pero esos dos dones mágicos encierran un verdadero tesoro, gracias Padre sol, Madre luna, Pacha mama, por haberme dado aunque reconozco que de manera muy limitada, esa capacidad para trasmitir estos mensajes a mis lectores y ese deseo continuo de leer, regalos mágicos tan inusitados, que los invito a compartir, déjese tocar amigo por la hechizo de la literatura, que le ayuda a salir de la patria boba del aburrimiento, que le permite pensar y pensarse, es maravilloso cuando usted está solo, en ese duelo consigo mismo, que no se asuste ante el avance inexorable del tiempo, ni se aburra ante ese desconocido que ha convivido con usted toda la vida- su yo interno-, además la literatura lo lleva a pensar en mundos sorprendentes, le quita esas malas energías del aburrimiento, de la ambición de dinero, del ansia desmedida de poder, de confundir valor con precio, de esos apetitos enfermizos de pisar al otro, de hacer harinas a los demás para obtener efímeros, vanos y mentirosos aplausos, en la triste escala del ascenso social, otra ventaja amigo lector, seguramente no tendrá amistades políticas, sino amistades inteligentes como Kim Stanley Robinson y no recibirá las malas influencias del patrón que te aplasta, del gobernante y del político que se burlan en tu cara de tu ingenuidad y que te toman alegremente como idiota, cada vez que avalas con el voto, el látigo económico para colocarte cadenas en los bolsillos, mientras ellos alegremente con sueldo fabulosos, dormitan y roncan impunemente en el congreso de la república, sirviendo como lacayos arrodillados, no a majestad de la patria que poco les importa, sino a los gobiernos extranjeros, a las trasnacionales tan interesadas en volver oro y ganancias, el sudor, la sangre y hasta el hambre que lo han convertido en una nueva forma de terrorismo, a las potencias que nos separan con ideologías y partidos para provocar guerras, a los religiosos que te fanatizan para atentar contra el hermano que sigue otras creencias tan válidas como las tuyas, tan válidas como las de los indios, que adoraban a la Pachamama y que tanto reinvidica Arihua.
Después de leer los pensamientos de este visionario, pienso que si vamos a conquistar otros planetas y otros mundos para llevar la malas energías de la guerra y la destrucción es mejor, que los dejemos como están, en realidad Marte estaba mejor antes que llegaran los humanos a conquistarlo, la luna la convirtieron en una base para bombardear a los rebeldes y el cable para subir asesinos vestidos de autoridad para acabar con Marte rojo.
Ahora siguiendo ese viaje mágico que nos permite la literatura me apresto a devolverme por el túnel del tiempo hacia el pasado, voy hacia el año 73, después de Jesucristo, durante el cuarto año del reinado de Vespasiano, para ser testigo de primer orden, del sitio de Masada, pronto les estaré contando esta nueva aventura que emprendo, queridos y pacientes lectores.
Ah se me olvidaba decirle que si usted tiene música orquestada, mientras viaja al pasado, al presente o al futuro en la placentera y fantástica nave de la literatura ese camino es doblemente prodigioso.
William H Ramírez P
2006
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