Al que me encuentre durmiendo.
Hoy me volvió a pasar lo mismo por segunda vez y en similares circunstancias. Estaba durmiendo por dormir, ni siquiera tenía sueño, razón por la que mientras me quedaba dormida, escuchaba todo lo que pasaba alrededor: mi hermano tocando el teclado, el sonido de la televisión, el timbre, el teléfono, etcétera. Mi mente estaba escindida: por una parte se dejaba llevar hacia los brazos de Morfeo y por otro se mantenía consciente de los sucesos mundanos. Extraño estado, ¿no?. El hecho es que llegó un punto en el que me di cuenta de que me encontraba deambulando entre el sueño y la vigilia, y tenía plena conciencia de ello. Me dio un poco de susto, pero no me desesperé tratando de despertar, gritar y patalear como lo hice la primera vez que me sucedió, justo el verano pasado. Esta vez (y quizás influida por la lectura de la “Psicomagia” de Jodorowsky) me sentí cómoda en ese estado e intenté controlarlo y tomarlo como parte de las múltiples realidades que están en potencia en la mente de todo ser humano (sobre todo si tomamos en cuanta que sólo utilizamos el 10% de nuestra capacidad intelectual). Asi que no me desesperé y decidí hacer lo que mi cuerpo pidiera, es decir seguir durmiendo, confiando en que más tarde despertaría inevitablemente. Pero ese “inevitablemente” se me hizo incierto unos segundos después de pensarlo; ¿y si no vuelvo a despertar nunca más?, me dije, e inmediatamente cambié de planes y comencé a tratar de moverme, de gritarle a mi hermano para que viniese a rescatarme, de tomar mi celular para ver la hora, de patalear y otras cosas parecidas a las que hice la primera vez que esto me sucedió. En algún momento pensé que había despertado, pero luego me daba cuenta de que en realidad estaba durmiendo y el despertar se me hacía imposible, por lo que volvía a desesperarme. Sin embargo, decidí controlarme, gracias a lo que pude recordar cómo había solucionado este problema el verano pasado: haciendo unos movimientos de cuello que mágicamente me despertaron (en realidad pienso que ese movimiento debe activar algo en el cerebro que ayuda a salir del estado del sueño, por tanto, no es algo tan mágico… ¿o será que todo lo mágico tiene una explicación racional?).
Al abrir los ojos, me costó convencerme de que ya estaba despierta. Tanto que fui a buscarme a las camas de los dormitorios contiguos, para asegurarme de no estar durmiendo en otro lugar, lo que hubiera confirmado que me encontraba en un estado de desdoblamiento, o algo por el estilo. Por suerte no me encontré durmiendo en ningún otro lugar, lo que me hace pensar hasta ahora que sigo despierta. Sin embargo, a ratos dudo de que mi mente me esté engañando una vez más sin que yo lo sepa. Es por esto que les pediría que si alguno de ustedes me encuentra durmiendo en algún lugar, haga el favor de despertarme. No estoy dispuesta a seguir soportando que mi mente se ría de mí, asi que al que me despertara, se lo agradecería enormemente.
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