Canto de Sirena

- Alucinadamente sumergida en los hechizos y cadencias de las caracolas. Iluminada por centenares de estrellas de mar.
- Cabalgando a lomo de los caballitos, recorro este mundo inmerso en infinitas variedades de vida.
- Unas se quejan de todo y de todos. Otras se enamoran. Otras mantienen la profundidad para que no se las note. Las menos pierden la cordura. El resto se regocija entre suceso y suceso. Los que quedan son amigos.
- Y yo observo, sin esconderme. Puedo jugar con las múltiples posibilidades que me ofrecen sus acciones.
- Escucho el canto de las palabras. Su dolor. Noto de tanto en tanto que alguien sale a respirar. Observo.
- Aún no he sido marcada para la lapidación.
- Aún mi canto no a sido escuchado. El profundo silencio de mí vos, lo provoco solo para poder oír. Nada quiero que empañe los sonidos de sus gargantas. Nada puede perturbar el hechizo de las enmarañadas palabras.
- Nada puede acallar las respuestas. Así, de ese modo analizo a uno y otro.
- Los veo jugando juegos perversos, nacidos de la incredulidad y el desamor. Rescato palabras de infinita ternura aquí y allá. Pero nada lleva a nada. Todos se defienden.
- ¿De quien? ¿De mi acaso?
- Yo que no emití sonido alguno respetando sus momentos.
- ¿De el?. ¿De ella?
- Y entonces canto, y mi garganta, atravesada por miles de momentos de sal emite su sonido a la alegría. Y suena mi voz como miles de caireles al viento, como suave brisa de un lento atardecer, cubre los océanos.
- Mi canto es melodioso. Es canto de sirena.
- Entonces canto por todos, por él, por ella.
- Produciendo el remolino de millones de años de locura y deseos.
- Solo para que despierten.
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- El canto de una sirena, hace que zozobre el barco.
- Sé un sobreviviente.