Eva: Alma que navegas con destino cierto para las estrellas que te guían, e incierto para este corazón inseguro: háblame de tus sueños más profundos, de la dicha eterna y del amor verdadero.
Alma: Sueño con la paz en todo el Universo, una paz rica, laboriosa, alegre, amante y liberadora, en la que nada ni nadie queda excluido porque todo está en Todo.
Eva: Muchos te emparientan con el Dios todopoderoso y otros tantos te niegan. ¿Qué eres?
Alma: Tanto da el nombre que me sea dado o mi procedencia, lo importante es siempre escuchar, estar receptivo a cada mensaje de la Vida. Mi esencia es la Vida y estoy a su servicio.
Eva: Y ¿qué te pide la Vida?
Alma: La Vida busca más Vida, desarrollarse, evolucionar… crecer.
Eva: ¿Eres muy vieja?
Alma: Tanto como la Vida misma.
Eva: Y ¿no te cansas nunca?
Alma: Jamás. Sólo soy esencia…y aunque te suene extraño, esto significa ser origen y final. En mí está el ciclo completo.
Eva: Alma, creo que no te comprendo.
Alma: No tengas prisa por saber, sólo ganas de aprender... Viviendo.
Eva: Dime alma, ¿qué soy yo para ti, qué eres tú para mí?
Alma: ¿Qué es el trigo para el pan? ¿Qué es el pan para el trigo?
Eva: No me respondes claramente.
Alma: ¿Por qué quieres saber?
Eva: Necesito saber por qué, para qué tengo que Vivir.
Alma: ¿No es suficiente para ti el don mismo de la Vida?
Eva: ¡¡No me respondes!! Siento que me enojo.
Alma: Busca dentro de ti. Aunque no lo recuerdes… tú escogiste Vivir. Pero busca sin usar tu mente. Todavía es joven y te confunde. Olvida tu búsqueda. Tus manos te darán la respuesta. Ahora descansa…
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