Nocturna venganza.

Maldito sea el nuevo amanecer
por atentar contra la ignota estrella
que entre mis sueños supo florecer.

Frágil y dulce, serás mi doncella,
con tu luz aprenderé a conocer
entre todas las flores, la más bella.

En lujosos salones tu danza seráfica,
convertía en balda el tiempo en orquesta el cielo
y tu cuerpo dotado de una dulce y mágica
arquitectura, ansiaba secretamente el celo
de su mecenas la gran luna, reina estática.

Lo consiguió, la eterna compañera
cegada por el odio y la vergüenza,
atravesó la mística frontera.

Cargando hacia lo oscuro su balanza
“Y de sombras será la nueva era
cantando viejos trenos de alabanza”.