Lejana estaba mi mirada, ahí ya no estaba, por pensarte me olvidé de mí, él tan solo me acompañaba, hablando interminablemente de él, pero yo ya estaba ausente, ya no era la misma, después de ti ya nunca lo fuí.
Tú, sólo tú estabas en mi mirada, las voces que me rodeaban se confundían en una sola, la tuya. Porque esa noche me fue imposible pasarla sin ti, porque todas las noches acaricias mi sueño y cuando siento el viento en mi pelo sólo puedo recordar tus manos, y ahora puedo escuchar cantar un pájaro las mismas notas que murmullas cuando me hablas de amor. Porque creo ver entre los pinos tu mirada oculta, y entre las páginas de los libros nuestra historia ya escrita. Tus pensamientos se cuelan por mi almohada, e invades irreversiblemente mi sueño.
Porque eres tú, y tan solo tú, quien me acompaña en esta travesía, una travesía secreta contada en besos y contactos, una travesía de la cual sólo tú y yo nos enteramos, ya que mientras el mundo nace, vive y muere en torno nuestro, tú y yo estamos viajando, liberándonos de nuestros cuerpos, uniéndonos a la inmensidad, porque entre tú y yo no hay distancia que nos separe, sólo un camino de amor por recorrer que nace en mis ojos y termina en la profundidad de tu mirada.
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