OTRO DÍA, OTRO ROBO
Ernesto era un joven de 17 años que “vivía” en las calles de México, el se la pasaba toda la tarde en una casa abandonada donde se la pasaba tomando y fumando. Su casa se encontraba unos minutos de ese lugar su mamá vivía ahí, sola, pues su esposo había muerto . Ernesto no trabajaba, lo que hacia para conseguir cervezas y cigarros era robar. Todos los días se levantaba, se bañaba, se vestía, comía y se iba a su guarida hasta el anochecer. Un día su madre le dijo:
¾Hijo, voy a comprarte unos pantalones, acompáñame.
Ernesto no hizo caso y salió de la casa para sus actividades diarias. Al regresar su madre estaba platicando con una persona extraña, Ernesto escucho mientras se escondía detrás de un muro.
¾Señor director, Ernesto es un buen muchacho no traerá problemas, acéptelo en su escuela...
Mientras su madre rogaba, Ernesto salió de su escondite y gritó a su madre:
¾No iré a ninguna escuela, no quiero.
Ernesto subió las escaleras y se encerró en su habitación. Mientras Ernesto estaba en su habitación trataba de decidir su futuro, solo tenia 2 opciones: Quedarse o escaparse. La decisión que tomo no necesitó pensarla, se escapó. Salió de su casa cuando apenas amanecía y mientras dormía su dolorida madre. Fue a su pequeña guarida y se estableció ahí. Su madre lo buscaba por toda la casa y al no poder encontrarlo se preocupó y decidio esperar a que el regresara. Ernesto vivía de los robos, robaba bolsas, carteras víveres y raramente ropa. Vivió así por más o menos 10 días hasta que, un día después de robar una bolsa de una joven, compro cervezas y cigarros. Consumiendo el resultado de su robo su conciencia hizo efecto: imaginaba a su madre que venia del mercado, y de repente era asaltada y gravemente herida con una navaja. Ernesto trataba de alejar esos pensamientos pero siempre regresaban. Su conciencia hizo un buen trabajo y logro que Ernesto fuera a ver a su madre. Llego a su casa y no encontró a nadie. Aprovecho y entro a la casa a cometer mas de sus fechorías. Entro y subió al cuarto de su madre para poder robar unas cuantas alhajas. Cuando había tomado unas cuantas Ernesto escucho que alguien abría la puerta principal, era su madre. Ernesto guardo las alhajas y bajo a recibir a su madre.
¾Mamá.
Ernesto dijo mientras abrazaba a su madre. .La madre dijo con las grimas en los ojos:
Hijo, que bueno que has regresado.
Ernesto ayudo a su madre y convivió con ella todo el día .fue a la escuela y consiguió trabajo para ayudar a su madre y pagar sus estudios. PERO DESAFORTUNADAMENTE, eso no sucedió... su madre separo de ella a Ernesto y le dijo:
¾Lo he pensado bien, si no quieres vivir aquí puedes hacerlo pero no regreses ya.
Subió las escaleras y entro a la habitación de Ernesto, tomo unas maletas y metió la ropa de Ernesto que con desesperación le gritaba:
¾Discúlpame, no pensé bien las cosas.
La madre no lo escuchaba y al terminar de guardar su ropa la saco a la calle con todo y su dueño. Ernesto se fue con mucho dolor y vivió solo en su guarida por mucho tiempo viviendo de sus robos.
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