la gente ya no aprecia la cursilería como un arte. Rayan paredes con insignias de mafias y de recortes de pensamientos extraídos de un viaje de ácidos. Voy a arriba a ver como se ven las estrellas desde tus ojos, azules, que sirven como filtros que adormeccen la cúpula de luces que es mi traductor tradicional de ideas y es que ya nadie las respeta como debería, ya nadie busca el romanticismo porque todo es tan práctico, la brevedad es una cualidad, la cualidad de un ciego adormilado por los efectos de la economía y la televisión.

Cultivo voces en mi boca para poder decir tus nombres y eso aún no importa. Me levanto de la cama del abedul que se me impuso al nacer y no te importa. Ries ccon tus reflejos de los restos de comida rápida y no timporta, no te importa si me da asco tu cara o tus sesos que corren sin control por mis manos, las mismas que sostuvieron el mazo que te dio muerte. Corran veloces cual manifestantes adolescentes, corran porquee yo les dí muerte, yo me comó esa amteria gris, que te hacía pensar de la manera incorrecta.

Yo durmiéndome en la noche, abrazando tus sonidos huecos. Yo pude romper mis reglas y yo supe como doblar las sábanas de mis encantos para tapar tus restos pútridos y por primera vez inconcientes. Es divertido tenerte limpio, a mi disposición, a mis órdenes, auqnei sea muerto.

Levantando mis brazos oro para que en algún lugar recibas cruel sepultura, para que te entierren en la fosa común, junto con los genios óptimos de todos sus tiempos. Sólo te queda tu perro deseo de saborearme, de provarme muerta como vengamza de mi comlicidad, tanto desecho junto amí me hace pensar que ya no soy yo la que escribe ésto sino mis recuerdos traídos del panteón del pancreas, del panteón de mi almohada cuando estoy sola.

Nunca te lo había dicho pero, ahora que estamos solos, te confieso que le tengo miedo a la violencia desde que mi mejor amigo intentó pegarme mientras el alcohol dominaba su voluntad. Pobre infeliz, no pude pegarle, no traté de hablarle, todo se convirtió en aliento a cerveza y cortinillas de humo de la calle que atravesaba nuestra amistad esa noche de viernes. Deseé abrazarle, pero él conmigo no pudo. Bien que me puse a su lado y me ignoró. Odio la violencia, odio la inconformidad, detesto la injusticia, humillo la hipocresía, amiro el cinismo.... contéstame, toma tu cara y anda, que no te parece interesante lo que digo?? eh??, si no me contestas te meto al refrigerador donde hace más frío que en mi pecho catatónico. Puro crudo y genuino muerto. Es que no me contesta.... porque no me dices lo que piensan los muertos de Brahama ahora que formas parte del dharma? el idiota, lo conocí en un bar. El cursi, se lo llevó una cultura ajena, la cursilería me la quedo yo y la mezclo con sutil alegría cada día en cada almohada inyecto malicia para poder matarte, y perseguirte en cada cabeza que poses tus recuerdos. Por eso odio la cursilería me entiendes? por eso elegí la sangre, por eso elegí tu tumba en mi cuerpo. Por eso me muero mientras escucho a Caetano Veloso.