Presiento en el silencio de esta inmensidad que nuestros ojos se pierden constantemente entre las sábanas que nos recogieron cuando éramos pequeños,
contemplo en la soledad de tenerte que mis destellos de amor son causa oculta de mi propio dolor.
Prometimos estar unidos a pesar de las adversidades de la vida, pero corrompimos nuestra promesa de perdernos bajo la luna azul.
El viento, este viento que denota mi ausencia, camina por mis espacios dérmicos dejando encerrada la luz de su respirar profano.
Este cielo, que una vez me vio nacer como mariposa cósmica, manifiesta el deseo de poseerme en cada despertar como si se acaba el mundo, como si sólo existiera el mar.
Vuelvo a imaginar mis ojos hundidos en los tuyos,
vuelvo a pensar en los instantes donde perdimos el tiempo y los segundos,
vuelvo a sentir tu cuerpo anclado al mío en las noches de inviernos donde se desnudaba la lluvia sobre nuestros cuerpos,
vuelvo a percibir mis deseos angustiosos de no perderme en tu infierno,
vuelvo a necesitar de ti como lo hacía cuando éramos tres veleros ante el mundo,
vuelvo a escuchar tus pasos sobre mi almohada y a extrañar tu aliento sobre mi vientre comprimido,
vuelvo a anhelar tu sudor sobre mis piernas,
vuelvo a anhelar tus sabores en mis labios.
Comprometí mi mundo al descubrirte,
desnudé mi alma al entregarme a las brisa de tus labios eternos,
abrí mis horizontes al vivirte dentro de este sensible espacio de ilusiones,
caminamos por los mismos senderos pero aún no nos encontramos,
pensamos en las mismas fantasías pero todavía no las realizamos,
deseo tu cuerpo nuevamente anclado en mi cama abandonada por la muerte,
deseo tu alma nuevamente anhelante al viento,
destrozando mis tejidos,
comprimiendo mis músculos cautivos.
Bailo junto al mar desplazando mis pies sobre tus cabellos,
moviendo mis caderas sobre tus esclavos ojos,
destruyendo con mis sentidos tus sensaciones místicas prosigo esta danza de amor y de muerte,
tus manos cruzan mis piernas acariciándolas lentamente sin perder el son de pandero, uno, dos, tres,
y pierdo la cuenta de las vueltas que he dado sobre tu cuerpo aún vestido de arena,
uno , dos y tres,
y continúo danzando sobre tu ombligo sudoroso de deseo mortal,
Sígueme ,
sígueme,
sígueme,
no te detengas a pensar.
Bayerly ®
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