Verano de sandias que explotan,
Calles inmaculadas de canes en celo,
Humanos hurgando sueños mezquinos,
Caricias fermentando en seniles alamedas…
El día muestra sus dientes cotidianos.

Y mientras, en el océano del techo,
Las golondrinas son “kamikases” por las nubes,
Abajo se sortea un beso líquido
En la boca del alcohólico sediento,
Aquel mago del mesón y la agria caña.

Verano de hormigas trabagolicas,
Flores mustias de rabia por el agua,
Jóvenes con su mascara de pegamento neuronal,
Mancebos fieles en las puertas de las iglesias…
El día muerde la manzana de la anciana Eva.

Y mientras, en el tórax de la tierra,
Se inhala otro cuerpo para el reciclaje,
En los senos de la madre ya no queda leche
Y en el vientre niño duermen solo polillas de oro
Iluminando la fe por algún alimento.

Verano de incendios verdes:
Tu calor fecunda la fiebre por observar
Y el lánguido temor de no creer.-
“…De un 13 de Enero del 2006”
Macrúz.-