Haz de luz
A la mañana siguiente, me vi sentado al borde de la cama, totalmente bañado en sudor y apretando la sábana con tanta fuerza que los nudillos parecían rajar la piel. Mirando la pared, una intensa cefalea acompañó a mis ojos, que como las luces altas encendidas de los faros de un automóvil, dibujaban dos círculos.
Minutos antes, el cielorraso se había ido desprendiendo muy lentamente, como si llovieran grandes trozos de lápidas. Alguien ataba mis manos al respaldar y yo sin fuerzas intentaba soltarme. El techo se caía. Me estaban sepultando y mis huesos crujían. Sentía que mis costillas perforaban el colchón. La almohada absorbía la sangre que brotaba de mi cabeza. No sentía el cuerpo, estaba adormecido.
La cama se desplazaba de un lado a otro. Temblaba. Se levitaba.
No oía mis gritos ni mis ruegos.
Cientos de cucarachas invadieron la habitación y rodearon mis piernas formando una coraza casi de acero. Logré desatar mis manos y sacudir mis piernas. Se alejaban. Regresaban. Ya no estaban. Se habían transformado en ratas gigantes con largos colmillos de color rojo, que se confundían con la sangre que me estaban succionando. Por debajo de éstos asesinos, aparecieron millares de sus crías que comenzaron a treparse por mi torso.
De repente, por debajo de la cama, apareció una serpiente de enorme tamaño envolviéndome y tragando todas las ratas que me cubrían. Me asfixiaba. Era imposible moverme. Me rodeó hasta colocar su cabeza frente a mi cara. Su cortada lengua rozaba mi nariz. Era tan larga que lamía la sangre de la almohada.
Mi corazón ya no latía. La bestia controlaba mi respiración.
De la profundidad de sus verdes ojos, venía hacia mí a toda velocidad, la luz de un tren expreso. Estaba atado a un durmiente sin poder escaparme. La desesperación hizo que fuera desvaneciéndome y perdiendo el conocimiento, como resignándome a la fatalidad.
En ese momento, un haz de luz, como una punzante aguja, traspasó la ventana y perforó mis párpados.
Me incorporé en forma violenta.
Creo que fue el más horrible de mis sueños.
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