No se puede escribir con prisa porque la prisa es amiga de lo superficial y de los “-buenos días -Buenos días” sin mirarse a la cara. La prisa, seguro, es buena amiga del tiempo que se convierte en oro, seguro que es amiga del cierre del Ibex 35 a las 17:37, amiga del almuerzo de negocios, y amiga de mucha gente importante, pero la prisa con el tiempo que se usa para escribir no se lleva bien. La prisa le dice al tiempo: Tiempo eres tonto. No produces dinero, ni oro, ni siquiera consigues algo dorado. Sólo consigues esa sarta de tonterías que a nadie importa. Si al menos intentaras algo grande, como una novela, pero no. A ti te basta con ese deambular perezoso por las letras. Sin principio, ni fín. Sin conclusión, ni moraleja. Tiempo tonto, tiempo perdido. Qué no sirves para nada.
El tiempo indignado le dice a la prisa:
Entonces el papá esquimal se acerca la niño y le vuelve a explicar por enésima vez que ser esquimal consiste en cazar focas en el océano helado, en vivir en casa hechas de hielo y perseguir al gran oso blanco por las gélidas llanuras. Pero niño ¿Por qué me preguntas siempre lo mismo?
El niño responde con su hilito de voz: Es que tengo un frío.