SON MUCHAS COSAS QUE HE ADMIRADO DE TI

Son muchas cosas que he admirado de ti
valoré tus destrezas, obviando los errores
no quise ver espinas, para llegar a tus flores,
pero hay algo de ti que nunca comprendí
y es la miseria que muestras, en tus ciegos valores.

Tu machismo se enciende en mi femineidad
en lo virtual, y se despeña en lo subliminal;
con nuestras dos mentes y doble inteligencia
la empatía que sentimos ya se acaba, y fue inmensa,
mas, ¡no puedo creer que tú... nutras miseria!
ha podido más tu orgullo que las notas bellas.

No intentaste descubrir que también fui engañada,
que alguien se inmiscuyó y me dejó pasmada,
fue un truco sucio de la envidia, y ya no es relevante
haberlo descubierto, después que ya es muy tarde
En mis fantasías, yo siempre añoré un hombre
con corteza de encina, con nobleza de roble
de ojos que aún cerrados me vean, y abierto corazón
para sentir su alma con mi alma y entrar en la ilusión.

Y ahora te necesito, es muy cruel tu silencio,
más que nunca, porque en estos momentos,
mi yo de mujer rechaza el romance de prado
y de flores silvestres, de mis enamorados;
necesito tus neuronas templadas por el tiempo
que siguen reluciendo mientras te voy sintiendo;
necesito tus música, tus versos, tus historias
que en un ladino pacto encienden mis hormonas;
es algo dual: tu lógica vivencia y mi dulzura
tal para cual: lo amplio de mi mente y tu ternura.

Mas, ¡no puedo creer que tú... nutras miseria!
no suavizas tu juicio con tan hábil materia,
tu ley es implacable al saber que la duda
me tomó de sorpresa y produjo tu furia.
Por ser humana, de ti me he enamorado,
por ser humana, también me he equivocado.

El que me recrimina con una cachetada
y me hace reaccionar, pero luego me abraza,
ese me ama, con la conciencia del verdadero amor,
y en mi noche escribo en la arena: mi amigo me pegó
para que la brisa, danzando, lo borre en mi mañana.
El que me salva de morir ahogada
y se zumba al mar venciendo marejadas,
ese me ama, cuando ante el miedo el amor se derrama
y en mi mañana grabo sobre una piedra: mi amigo me ama
para que los vientos y los torbellinos no puedan borrarlo
nunca. Ya no recuerdo el golpe, no podría valorarlo.

Encontrarte significó dolor, no sólo alegre feria
porque ¡no puedo creer que tú... nutras miseria !



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