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(Va de nuez, a petición, este HAIKU. ¿O era HINDÚ... VUDÚ...TABÚ?... en fin ahi va ! )
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EL CANARIO MALTÉS
(Tragicomedia en acto y tres cuartos)
- Joselito! Joselitoooo!
- Mande, Jefe.
- -Quiero que me haga un favor. Yo no me siento muy bien, me duele el pecho, la cabeza y hasta el hígado…
- ¿Le llamo un médico, quiere que lo acompañe a la clínica?
- No, no, no. Lo que pasa es que mi mujer me acaba de llamar para que vaya y le ayude a colgar unos cuadros en su consultorio… y yo no me siento nada bien, ya se lo dije…
- Y….?
- Pues que necesito que vaya a mi casa y le ayude a mi mujer. Usted sabe lo que les cuesta a algunas mujeres ese tipo de cosas. La mía parece que tiene cuatro pulgares en cada mano…
- Cinco…
- ¿Cinco qué?
- Se dice cinco pulgares…
- Mire Joselito, no me contradiga. Cuando yo quiera su opinión se la voy a pedir. ¿Acaso no lo hago cuando no me cuadra el balance?
- -Si, jefe…
- Bueno, vaya pronto. Yo se lo voy a agradecer mucho. Cuelgue los cuadros y vuelva enseguida. Recuerde que aun nos falta revisar las cuentas del activo circulante…
- Si jefe. Vuelvo enseguida…
(Sale. Toma el autobús y va a la casa de su jefe. Toca la puerta. Una señora joven, elegante, toda vestida de negro le abre)
-¿Usted es José? Me dijo mi marido que venía para acá. Bueno, vea, a mi regreso me ayudará a colgar los cuadros. Yo estoy por salir y de momento necesito que me haga otro favor…
-Usted dirá señora…
-Ve ese hombre que está en la antesala? Estaba por atenderlo, pero como le dije tengo que salir de urgencia. Voy al entierro de mi marido, así que por favor atiéndalo y al regreso colgaremos los cuadros…
-Ehhh, dice que va al entierro de su marido… de mi jefe?
-Si. ¿Qué tiene de extraño? Eso es lo que se hace con la gente que se muere, no? ¿O es que en su pueblo no los entierran?
-No… digo si, lo que pasa es que acabo de dejar al señor Iturrico-Goico-Mendi-Panchinchurreta en la oficina…
- ¿Y? Pues mientras usted venía para acá se murió. Es más, se murió de muy mal gusto, se murió mientras hablaba por teléfono conmigo, y en lunes. ¿Se puede usted imaginar?
-¿Lunes?
-Si, lunes! ¡Qué manera más estúpida de comenzar la semana! En fin atienda a ese paciente que no me tardo…
-Pa… pa… paciente?
-Si hombre, paciente. Pero no se preocupe. No creo que se trate de nada grave. Verá que lo hace muy bien… Bueno, adiós. No tardo.
-Pero… pero, oiga ¿paciente? ¡Yo soy auxiliar contable!
(La mujer ya no le oye. Está por subir a su auto y se marcha. El contador pasa al consultorio y saluda tímidamente al paciente).
-Buenos días, señor…
-Pérez. Juan Pérez. Reconozco que es un nombre un poco difícil de recordar, pero así me llamo.
-Si, claro, no se preocupe… ¿Y qué puedo hacer por usted, señor Pérez?
-Puedo sentarme?
-Si, si claro, tome asiento.
-Gracias. Verá Doctor. Tengo un problema emocional grave y recurrente.
-¿Emocional? Espere, espere un momento. Qué clase de doctora es la señora Iturri…?
-Cómo que qué clase de doctora? Psiquiatra, y qué iba a ser? ¿No es acaso su colega?
-Psiquiatra… (Ay Dios mío) … perdone, me decía?
(El paciente se retuerce en el sillón, se frota nerviosamente las manos, transpira).
-Cálmese Pérez. Solo dígame qué le pasa…
(Haciendo un gran esfuerzo, el paciente echa fuera la frase como quien se libera de una carga pesada y asfixiante).
-Soy impotente!
-Impoooo… ah! Entiendo. ¿Y cual es el problema? ¿Pretende dejar de serlo, o quiere aprender a convivir con eso? (Aparte. Para si mismo) Dónde habré oído esa frase. Ah si, el programa de emergencias médicas de la TV.
-Pues no se… le preguntaré a mamá. Si le parece bien…
-¿Mamá? No. No hace falta. Oiga, lo que usted tiene ha sido ampliamente estudiado y discutido por Beethoven, Kevin Costner y Ronald Reagan...
- ¿Tanto así?
-Tal y como lo oye. Se trata de un sobregiro en el amor hacia su madre, amortizado sin el debido interés, que ha propiciado un desbalance en las columnas emocionales del libro mayor de la mente. En otras palabras, en adelante, su miembro hay que asentarlo en las cuentas de pasivo circulante!
-Mi cosita...circulante pasivo ... Madre mía, tan grave estoy?
- No. Grave, lo que se dice grave… no. Ciertamente el balance emocional no le cuadra, y de momento su bien más preciado no le genera dividendos, pero con una inyección de capital en mi cuenta particular usted volverá a estar en condiciones de oferta y demanda con usufructo y rédito satisfactorio del patrimonio femenino… ¿Me comprende?
(El hombre salta del asiento. Su expresión cambia y en forma efusiva exclama).
-Gracias, Doctor! Cuánto bien me han hecho sus palabras! Es usted maravilloso! Gracias. Gracias. Gracias !!!!
(Sin decir más, se va sin pagar. Al momento de salir se topa con la Doctora que regresa. La saluda con un leve movimiento de cabeza y se marcha)
-Hola José. Qué tal le fue con el paciente? Nada grave espero…
-(Tragando gordo) No señora. Nada grave. No la esperaba tan pronto…
-Ah, lo que pasa es que me fastidian los entierros. Son tan aburridos! Siempre la misma rutina!
-A veces hay alguna variedad. He visto entierros donde despiden al difunto con mariachis...
-Pues a mi que me despidan con La Cumparsita. En fin, la cosa es que me vine antes de que la ceremonia terminara. Bueno, colgamos los cuadros?
-Qué cuadros, señora? Ah, si, los cuadros…
-Venga. Busque ahí en la bodega un martillo y clavos.
(Va y regresa con un martillo y algunos clavos sostenidos en la boca)
-Bien. El problema es que no logro alinear bien ese paisaje marino. ¿Lo ve? Al quedar inclinado, el agua se escapa por una de las esquinas y me inunda todo. Hoy por la mañana tuve que colocar a Pavarotti en un lugar más alto para que no se ahogara…
-¿Pavarotti?
-Si. El canario maltés. Y créame que quizá hubiera sido mejor dejarlo morir. El muy holgazán no ha querido cantar desde que lo compré… Y eso que lo acomodé en la mejor jaula que encontré…
(La Doctora señala una jaula en la que apenas cabe un gato muy gordo y peludo. El auxiliar contable deja caer el martillo, los clavos y sale despavorido).
-Jefe! Espéreeeeeeme !!!
(Telón… o tomates podridos)
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