“Hijo mío, observa cómo lo más valioso puede adquirir un mayor precio cuando interviene la mano del hombre-aconsejó Mnesarco-. Todos estos artistas han aprendido el oficio de sus mayores. Conocen secretos que los convierten en verdaderos magos, pues saben manejar el fuego y el agua para transformar el oro y la plata en joyas que ambicionan los poderosos.”
Pitágoras.
Existen tres formas de interpretarla realidad. La primera es la forma religiosa-mítica, que busca conocer las cosas en base a las revelaciones, la tradición, y el contenido de los libros sagrados. Pero alude sin embargo a la noción de ciencia que vista desde, este punto de vista podemos buscar indicios de esta en los mismos texto bíblico, como la creación de un becerro en oro, o más aún, la plantación de espacios para oraciones que existen en la actualidad. Como menciona Abetti: “Una vez conocida bastante bien la verdadera duración del año solar, el gran periodo sotíaco fue interpretado por los sacerdotes como un orden divino cuyo objeto era santificar de igual manera todas las estaciones, pasando a través de ellas todas las fiestas religiosas fijadas en los diversos días del año.”
La segunda forma, es por medio del razonamiento deductivo. Tanto la filosofía como las matemáticas, hacen uso de esta forma. La cual también es fundamento irrefutable del desarrollo de la ciencia entre los grandes hombres de ciencia podemos mencionar a: Pitágoras, Tales de Mileto, Galileo Galilei, Platón, Arquímedes, Apolonio de Perga, Rene Descartes, entre otros tantos. Si vemos al razonamiento como forma de pensar correctamente, entonces podemos mencionar que el pensamiento (razonamiento) es un factor ineludible en la ciencia como dice Saldaña:
“Los pensamientos que animaron a las ciencias modernas tienen ante ellas una tarea contractiva y son, de hecho un método de descubrimientos progresivos.
El continuismo toma siempre las diferentes etapas de las ciencias, e incluso el periodo precientífico, como los momentos de un proceso homogéneo.
El progreso científico manifiesta siempre una ruptura, perpetuas rupturas, entre conocimiento común y conocimiento científico…el pensamiento científico reposa sobre un pasado reformado…en estado de revolución continuada…”
Conoceremos entonces el desarrollo de la ciencia por razonamiento o pensamiento.
La tercera forma de conocimiento, es mediante la observación o experimentación. Como menciona Saldaña: “El conocimiento científico es una objetividad histórica que reclama rectificaciones y la continuidad entre sus adquisiciones de la ciencia se encadenan en una verdad acrecentada de manera incesante” La ciencia se fundamenta principalmente en esta última manera de buscar la verdad. Pues la ciencia es el intento de descubrir las leyes que gobiernan el universo, basándose en acontecimientos conocidos, para conocer el pasado, y pronosticar el comportamiento rectificado y experimentado, a futuro y momentáneo de la naturaleza.
Pero las dos anteriores no están en contra de la tercera, pero si la complementan, talvez se crea que la historia de la ciencia es única, pero no, esta no se da de la noche a la mañana, al contrario se va complementando día a día, año con año y así hasta llegar a lo que actualmente conocemos como ciencia, la cual no esta agotada, al contrario, su labor es más ardua y digna de seguir para los que busquen un desarrollo, no propio, más bien social y global. Por que la ciencia es para todos, no es egoísta, no tiene nación, es acogida y acoge al que se interés por esta.
Los procesos históricos han generado grandes teorías científicas, a través de cientos de años de esfuerzos del intelecto humano de tratar develar los principios y leyes con naturaleza fluye en su eterno devenir. Pero nunca se agota surgen y surgen en mayor beneficio de la humanidad. La humanidad crea a la ciencia, siendo participe de ella, para su utilidad, pero es curioso ver como la ciencia también va formando el nuevo pensamiento y costumbres de la humanidad, como dice F. Engels:
“La ciencia social de la burguesía, la economía política clásica, sólo se ocupa presentemente de aquellas consecuencias sociales que constituyen el objetivo inmediato de los actos realizados por los hombres de la producción y el cambio. Esto corresponde plenamente al régimen social cuya expresión teórica es esa ciencia”.
Podemos decir en consecuencia que la ciencia es un quehacer humano, hecha por seres humanos, con sus grandezas y debilidades, sus aflicciones y alegrías; innumerable plenitud de versatilidades que de una u otro manera terminan por impregnar las teorías científicas con la cosmovisión del humano que construyó una parte del todo de la ciencia, e indudablemente de la sociedad en la que viven. Sin olvidar que la ciencia también fomenta aptitudes y hábitos, unos malos y otros buenos de los cuales no hablaremos aquí.
No obstante el desarrollo de las ciencias, han tenido un impacto irreversible sobre las sociedades humanas, llegando a convertirse en un tipo especial de producto cultural, pues los resultados de las ciencias han transgredido las fronteras de lo particular de la cultura que las vio nacer, convirtiéndose en cúmulos de principios y leyes transculturales, e inclusive es posible decirse de carácter universal. Hoy en día no es cosa del otro mundo escuchar o leer; sobre Alemania la productora del WV, Suiza creadora de instrumental de alta calidad con relación incluso al tiempo, o de Holanda que hace cientos de productos derivados de la leche, entre otros; sin dejar de mencionar a una misma nación como México que también tiene ciencia incluso dentro de sus estados: León Guanajuato productor de calzado, San Luis Potosí y su destacado avance en metalurgia, entre muchos más.
Pero aun cuando las teorías científicas pueden ser vistas como un producto cultural, el mundo físico del que dan cuenta, este no es un producto cultural, y por ello los resultados de las mismas trascienden la cultura en la que fueron generadas.
Las ciencias tal y como se les conoce hoy en día, son producto en primera instancia por los logros alcanzados en las ciencias originales y consecuentes durante diversos siglos. Cabe aclarar que esto no determina a las ciencias, ya que como se ha venido mencionando, estas surgen cuando el hombre las aplica desde sus orígenes. Ya lo destaca Sarton cuando dice:
“Podríamos hacernos la pregunta de si, entre la ciencia antigua y la civilización moderna, existe alguna relación. Existe y mucha. La civilización moderna se enfoca hacia la ciencia y la tecnología, y la ciencia moderna no es sino la continuación de la antigua. Sin ésta, la civilización moderna no existiría. Euclides, por ejemplo, floreció en Alejandría hace más de veintidós siglos, a pesar de lo cual se mantiene muy vivo y su nombre se identifica con el de la geometría misma”.
Por tal motivo, descubrir cuáles son los procesos involucrados y cómo se produce ese fenómeno denominado: “ciencia”, ha sido una necesidad implícita en la curiosidad intelectual humana desde que esta comienza a dar sus primeros resultados. Sarton menciona: “Para crear la nueva civilización de Alejandría fue necesaria la colaboración de otros griegos; no solamente soldados y comerciantes, sino también intelectuales de diversa índole: administradores, filósofos, maestros, poetas, artistas y hombres de ciencia”. Desde la antigüedad griega surgieron las primeras interrogantes entorno al quehacer científico y también desde entonces se buscó descubrir el método que subyace al mismo. Entonces desde la misma antigüedad griega, surgió lo que en la actualidad se le ha dado en llamar como metodología de la investigación científica.
Entonces el saber denominado ciencia, surge como un quehacer racional, que ha intentado descifrar principios y leyes implícitos en naturaleza, a partir de la pluralidad de objetos y de la regularidad que esta en la naturaleza misma. El ser humano en su infancia cultural, descubre que su cosmos circundante es cognoscible, y que por ello es posible describirlo, es posible explicarlo e inclusive predecirlo y retrodecirlo. Por eso en palabras de Saldaña: “La ciencia emerge por la acción de transformación de un trabajo teórico sobre el terreno que ocupaba anteriormente la ideología teórica; toda ciencia es la ciencia de la ideología de donde ella surge”
Por eso los primeros pensadores griegos, son a la vez filósofos y científicos, son individuos capaces de teorizar, pero también de experimentar y buscar aplicaciones de sus conocimientos. No hay una distinción radical entre trabajo intelectual y trabajo material. Las tres concepciones de interpretar la realidad se cumplen y se ven ahí. Existe un contexto de un amplio flujo de comercio tanto de mercancías como de ideas, surgen talentos como los de: Tales, Anaximandro, Anaxímenes de Mileto, Heráclito de Efeso, Pitágoras, Empédocles de Agrigento, Demócrito Abdera, Anaxágoras de Clazomene, entre otros; quienes fueron capaces de transgredir las explicaciones mítico-religiosas propias de la época, hacerse preguntas sobre la Naturaleza (Fisis) y sobre su primer principio (Arjé) y respuestas en el contexto de la misma Naturaleza. Así en lugar de contestar sobrenaturalmente la pregunta sobre el origen del Cosmos, darán respuestas naturales. El cosmos no fue creado por un Dios todo poderoso, más bien para
Tales de Mileto proviene del Agua, elemento primordial; o para Anaxímenes de Mileto proviene del Aire (neuma apearon). Para Anaximandro no será un Dios, sino una Sustancia Indeterminada, una especie de Caos Originario de elementos indiferenciados (Apeiron). Pitágoras y sus discípulos, acudirán a un principio racional para explicar los elementos constitutivos del cosmos: los números enteros, idea básica de explicar la naturaleza por medio de la matemática, Empédocles conceptualizará el cosmos, como un producto de los distintos intercambios de los cuatro elementos: Agua, Tierra, Fuego, Aire.
Que de decir de Demócrito de Abdera, quien sostendrá que naturaleza estará constituida por unos principios últimos indivisibles: los átomos. Idea medular a la Ciencia actual. El salto cualitativo que dan estos primeros pensadores griegos denominados como fisiólogos o cosmólogos no tiene precedentes, pues es un paso para la humanidad, que comienza a despojar de las vestiduras religiosas a las explicaciones sobre los fenómenos naturales. Salto que se sigue fomentando hasta nuestros días, en sus principios sometidos al método, y pruebas rigurosas que muchas veces son las que permiten la dualidad entre ciencia y medio.
Podemos concluir diciendo que la ciencia constituye un bien en sí misma, como sistema de ideas establecidas provisionalmente (el conocimiento científico, cuyo contenido siempre ha de poder ser sometido a revisión) y como actividad productora de nuevas ideas (investigación científica). Que nos permitirá seguirnos desarrollando como comenta Engels:
“Primero el trabajo, luego y con él la palabra articulada, fueron los dos estímulos principales bajo cuya influencia el cerebro del mono se fue transformando gradualmente en cerebro humano, que, a pesar de toda su similitud, lo supera considerablemente en tamaño y en perfección. Y a medida que se desarrollaba el cerebro, desarrollábanse también sus instrumentos más inmediatos: los órganos de los sentidos”.
Es así como me atrevo a decir que la ciencia nos permite el nuevo desarrollo si cabe duda tan solo preguntemos ¿Qué es la clonación? Fuera de la moral, o idea religiosa, será un desarrollo del ser humano o tan sólo un retroceso.
El método científico tiende a reunir una serie de características que permiten la obtención de nuevo conocimiento científico. Es el único procedimiento que no pretende obtener resultados definitivos y que se extiende a todos los campos del saber. El método es un proceso de elaboración consciente y organizada de los diferentes procedimientos que nos orientan para realizar una operación discursiva de nuestra mente. Por ello, las etapas del método científico se corresponden de manera general con las del proceso del pensamiento reflexivo, como son: 1) Advertencia, definición y comprensión de una dificultad, 2) Búsqueda de una solución provisional, 3) Comprobación experimentalmente de la solución adoptada, 4) Verificación de los resultados obtenidos, y 5) Diseño de un esquema mental en cuanto a situaciones futuras para las que la situación actual será pertinente.
Respecto al método de investigación científica, las etapas mencionadas se corresponden con: 1) Formulación del problema que motiva el comienzo de la investigación, 2) Enunciado de la hipótesis, 3) Recopilación de datos, y 4) Análisis e interpretación de los datos. Por esto mientras contemos con estas suerte de teoría, se podrá y se seguirá haciendo ciencia, toda complemento de la misma, nunca ajena, egoísta y perjudicial. Claro esta que eso dependerá de las personas que le den su utilidad que le corresponde ya que con mucha seguridad existirá alguien que en ocasiones diga, se puede revisar el daño que ha causado la ciencia. Pero la respuesta será; no el daño lo produce la humanidad misma, más no la ciencia.
Bibliografía:
ABETTI, Georgio. Historia de la astronomía. 1970. México. Ed. f.c.e . 401. pág.
ENGELS, Friedrich. El papel del trabajo en la transformación del mono en hombre [Tr. Del alemán] Moscú, ed. Progreso. C 1896, 17 pp. (núm. 44).
SALDAÑA, Juan José. Introducción a la teoría de la historia de la ciencia, UNAM, México, 1980.
SARTON, George. Ciencia antigua y civilización moderna. [Tr. Concha Albornoz] México, F.C.E., c 1971, 132 pp. (Breviarios, núm. 155)
CANIFF, Patricia. Pitágoras. España, Ed. Promo-libros, c 2000, 192 pp.
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