Al tiempo se le escaparon las alas blancas de la eternidad, con un soplo del viento se perdieron en la lejanía y en su propia inmensidad.

Al tiempo se le perdieron los colores sin colores, los minutos sin tiempo que se metían en el color del solitario y simple entendimiento

Al tiempo se escaparon los instantes momentáneos y los segundos ajenos que me alejaban de su encanto.

Al tiempo se olvidó que yo te amaba, y me pidió que recordara que la luna iba a entrar gritando a cuatro voces el coro de la media noche.

Al tiempo, esperando, ya olvidaba la luz con que los astros jugaban en la luna, y las formas entre las estrellas que trazaban lunas nuevas.

Al tiempo, en espera recordaba, que la luna era mi amada y a las estrellas veneraba, junto al canto de la piedra de marfil que toca contra aquellas cuerdas.

Al tiempo, olvidando sin pensarlo me olvidaba, y se olvidaba que la vida era su amada, y olvidando al amor que compartían a la muerte una nueva vida complacía.

Al tiempo, sin pensarlo me miraba con las sombras que siguiendo contemplaba, la sombra de un amor en alas de hada.

Al tiempo, ya sin tiempo en mi espera comentaba, que yo sin mente deambulaba por los parajes del amor de verdes hojas blancas aguas.

Al tiempo, sin más tiempo que el que estaba, contra el fuego una palabra prendió en llamas, la palabra era el tiempo, y el mismo tiempo en la palabra.