Fantaseo día a día, robándole minutos a la rutina, imagino sus manos, esas que lentamente recorrerán mi cuerpo y aún en medio de la multitud las imágenes en mi mente son tan reales que me hacen estremecer. Siento sus labios besando mi cuello y el placer que provoca su aliento en mi piel, cierro los ojos y me dejo llevar por las sensaciones que me invaden, sólo por unos instantes no estoy mas sola. Puedo sentirlo, mi respiración se agita y siento mi entrepierna humedecer, tengo su cuerpo pegado al mío, su dureza contra el hueco que implora por él. Los labios que se unen, las lenguas que se tocan, ¡Dios se siente tan bien! No quiero que se detenga, me gusta sentirme a su merced, bajar la guardia y entregarme. Mi alma le pertenece, mi cuerpo le pertenece. Sus dedos se entrelazan con mi cabello mientras yo me arqueo, siento su firmeza y el deseo ya no se puede contener, lo quiero dentro. – ¡Ya por favor, hazlo ya! ¡Mmmmh, ya no aguanto más!!!……..
Pero el autobús para, abro los ojos sorprendida, he llegado a mi destino. Trato de aquietar mi respiración y aunque me incomoda la mirada inquisitiva de mi compañera de asiento trato de aparentar normalidad, bajo presurosa los escalones y camino presurosa hacia el trabajo. El mundo parece normal, rostros que pasan de un lado a otro sin ni siquiera mirar, pero que importa, una sonrisa satisfecha ilumina mi rostro antes de empezar la jornada.
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