Manolo, un chico de pueblo, tranquilo, un poco loco, un tanto adicto al veneno que pervierte toda conciencia, al obsceno licor que muestra la verdad y te hace ser el que no puedes ser...
Carta para mi muerte (a un amigo)
Manolo, sabes, deberías alejarte de los bares, llegar temprano a casa, conseguirte una novia normal, no la borracha de turno, ni la drogadicta desesperada, ni las meseras hermosas de sonrisas distantes y miradas perdidas…
Sabes manolo yo pienso que las botellas son cárceles, son prisiones donde envasan el alma de alguien para que luego algún tonto se las tome y sea poseído por ese espíritu maligno que habita en cada una de las botellas de licor, por eso cada vez que te embriagas hasta el unísono adoptas una personalidad diferente; claro estas poseído por el espíritu de la botella, el maldito espíritu que no te deja ser ni vivir.
Sabes yo volví arrepentido a mi casa, tal vez fueron las indicaciones del psiquiatra que me dijo: “Seguí con el río pero no te quedes atorado en las piedras ni los charcos que la gente hace para nadar, no te quedes en el camino”.
Claro ya no me voy a dejar caer, seré uno más en el río, claro, que me lleve la corriente, que me atonten las fluxetinas y el sanax, nada de Vodka o Brandy, nada de escribir cuentos ridículos que a nadie le gusta, nada de borrachas, drogadictas, locas ni meseras, seré uno más, construiré una sala de televisión enorme para que mi vida pase allí, sabes esa seria una buena forma de vida, podré manejar mis sentimientos, si quiero sentir amor me rentaré un drama, si quiero estar feliz una comedia, si quiero tener miedo una de terror, si quiero tener sexo una pornográfica, claro, claro la vida se puede manejar así ya no me hacen falta los bares, aquellos donde aprendí filosofía, dados, cartas, scrabble, cuentos, y la maldita manía de no creer más en mi, que buenos años los que me bebí en esos viejos bares, dejaré de conquistar putas y drogadictas y volveré a ser onanista, me cansé de hacer lo que hay que hacer...
Sabes manolo, esta no es mi hora, este no es mi día, ni mi año y todo lo que te dije no puede ser mi vida, sabes olvídalo, nos vemos esta noche en el bar, dile al marica del dueño que ponga la botella de Vodka en la heladera, a Pilar que se ponga esos pantalones ajustados que me gustan, tu te sentaras a ver a Isabel y nos emborracharemos hasta que el vomito nos saque arrastrando del bar, yo no voy a seguir con el rio, eso no me gusta, voy a seguir con la corriente curda del vomito de una buena borrachera que me saque de esta fea realidad.
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