Cuando se preguntó aquella noche si todo había sido un sueño no obtuvo respuesta, se quedó con los ojos abiertos y durmió sin respirar. La muerte en vida es mejor que la soledad. Y las entrañas le dolieron mientras recordaba como ella se había retirado de la cama. Su lado derecho estaba tan vacío como el alma muerta y sus pies helados, recordándola, y su manera de caminar y sus labios y sus cabellos lacios y rubios, y sus lágrimas y sus mentiras. Y la soledad que lo envuelve todo. Una pesadilla que no se repite más. Ella se ha ido. Ha desaparecido del momento, del instante en que él sabe toda la verdad. Y cuando regresa del baño, sin maquillaje y despeinada, y se acuesta sobre el lado derecho.
Él se sabe de nuevo respirando, olvidando…perdonando. Quizás.