Apenas puedo sostener su mirada,
cuando cae la tarde
lenta por su sonrisa
y mis piernas susurran
húmedas de sombras
y se anudan a su espalda,
como la enredadera
a los paredones,
nostálgicos,
antiguos.
Apenas puedo sostener su mirada,
cuando el sol agoniza
y la luna se esconde,
al vernos enredados
contemplando la herida,
repentino presagio
de las almas cautivas,
cuando el camino entorna
las puertas destinadas
a marcar la salida.
Apenas puedo sostener su mirada,
cuando amanece en piedra convertida,
cuando los pies se alejan,
dejando solo sangre
y huellas adormecidas...