Estaba en una academia PRE- universitaria Sin saber si quería ir a la universidad
Sin saber qué era lo que en realidad me gustaba hacer
Sin imaginar una vocación que perseguir
Convencido de que los sueños eran para los maricas
Y para las chicas que sonríen sin razón.

Quizá me gustaba huevear como todos mis compañeros de entonces

Tal vez ahora mi madre se sorprenda
Traumatice sus esperanzas
y crea finalmente que todo esto
no es nada más que un poema sin rima.

Estaba en una academia preuniversitaria
sin saber que hacía entre tantas personas como yo
sentado, insignificante, más que la carpeta verde y perlada
grabando mi nombre en el espaldar de la silla contigua
quemándole las puntas del cabello a la mas inteligente del salón,
con un encendedor recogido del suelo,
escapando al patio trasero con Dora
que quería ser doctora periodista abogada y estilista
ahora madre y sin tanto maquillaje.

Entonces qué hacíamos tantos cojudos
Sin formación
En una clase tan pequeña
oyendo gritar a Marilyn Manson a través de un par de audifonos amarillos
antes de química I
temerosos de salir a la pizarra
y enfrentarnos con el sodio y el bismuto y el vanadio y tanta huevada
que hoy desconozco recordar…

Estaba en una academia preuniversitaria
Cuando un gorrión cayó en medio del patio trasero
Empozado por la lluvia de Febrero del día anterior
Con el plumaje chusco y erizado
al parecer por esquivar a medias una piedra
que le partió una pata
sin que nadie lo recoja
por repasar la misma cojudez
para el examen de admisión.


Estaba en una academia preuniversitaria
Inquietado por saber
No fórmulas
No materias incompletas
No lógicas, no fechas, no precios…
Quería saber qué hacía ahí.