El entusiasmo del joven editor era notorio cuando se levantaba de frente de la pc, había estado casi tres horas continuas, leyendo una página de internet.

¿Me permite pasar? pidió tímidamente Raúl asomando la cabeza por el umbral de la puerta de la oficina de su jefa.

---Estoy muy ocupada, pero pasa, contestó una malhumorada mujer.

Mire licenciada, cumpliendo sus ordenes, busque información para el articulo que me pidió y..

---¿Y? lo interrumpió bruscamente, la hermosa pero déspota mujer.

Encontré una página dedicada a los cuentos…

---¿Y? volvió a interrumpirlo, sin ocultar su impaciencia.

Son estupendos, algunos me hicieron reír y otros inclusive sentí deseos de llorar.

---¿Qué autores escriben?

---Ningún conocido, bueno al menos por mi, pero mire imprimí algunos. Comento al tiempo que le extendía las impresiones, que el consideraba un gran hallazgo

La mujer los tomo y con claro gesto de hastío empezó su lectura.

Pasaron varios minutos, el joven trataba de adivinar por reacciones del rostro de la mujer, pero no demostraba ninguna señal.

De golpe ella soltó una carcajada y continúo leyendo, ahora totalmente relajada.

El asistente por fin había visto una señal que su jefa era un ser humano.

El tiempo pasó y la mujer seguía totalmente enfrascada en la lectura hasta leer la última pagina, levanto la cabeza y mirando fijamente a su subordinado, comentó:

---Me he divertido y me han gustado, el joven se movió inquieto sin poder disimular la alegría que la produjeron las palabras de la ejecutiva y preguntó:

¿Trató de comunicarme con los autores de la página de los cuentos?

---¿Para qué? Fue la helada respuesta.

Me refiero a ver si podemos publicarlos, dijo titubeante el muchacho.

---¿Estas loco? Yo represento a una editorial famosa y de prestigio, ¿Cómo diablos quieres
que proponga eso a la junta editorial? ¿publicar a desconocidos?

Pero es que…usted dijo que le gustaron y pensé

---Si pensaras, no me propondrías tamaña tontería y ahora vete, déjame trabajar, pues las
ventas están pésimas y yo oyendo tus tonterías.

El “aprendiz” de editor salio totalmente descontrolado de la oficina

Te juro que los disfruto, no levanto la vista desde que empezó a leer, no logro entenderlo
comentaba el aturdido joven con una compañera de trabajo de gran experiencia.

---Al que no entiendo es a ti, como se te ocurre proponerle lanzar textos de desconocidos,
contestó un poco áspera la compañera.

Pero le gustaron insistía tercamente el joven

---Mira compañero, el negocio es publicar a escritores de renombre, no amateurs

Pero ellos son muy caros y tú sabes bien que muy poca gente los lee.

---Cierto muy pocos los leen, pero muchos compran los libros, por que les da imagen de gente culta por tenerlos en su casa, aún que jamás los abran, pero presumen de ser suslibros de cabecera.

Yo en confianza te dire que a muchos consagrados. Tengo que hacer grandes esfuerzos para entender, pues cuando me doy cuenta, he pasado varios párrafos e inclusive paginas enteras sin entender nada, pues estaba pensando en otra cosa, ¿nunca te ha pasado eso?

---Cierto, pero no lo digas, pues nos van a despedir.

Te imaginas, cuantas personas existen y las pocas que leen un libro.

Te dejo, pero te doy un consejo para conservar el empleo, jamás trates de presentar un texto que sea sencillo y fácil de leer, nadie en estos momentos lo publicarla, no es elegante y menos aún si te divierte o te inspira un sentimiento, a menos que sea un famoso, recuerda esto si quieres conservar el empleo.

Salio de la oficina dejando al joven en un conflicto de emociones.

¿Para esto estudie en la universidad? ¿Para solo publicar a escritores muchas veces aburridos?

Tomo con fuerza las copias de los textos bajados de internet, algo en su interior le decía que esos textos, muchas gentes si los leerían por placer de saber, pensaba con rebeldía que su jefa no tenia ningún derecho a ser una simple protectora de escritores malos, pero eso sí algunos muy bien recomendados, se decidió, volvería y le diría algunas verdades, y si se molestaba, pues renunciaba.
Se levanto decidido, vio la foto de su futura esposa, tan hermosa, seguramente si lo viera en este momento estaría orgullosa de su decisión ……….¿Pero… lo estaría?

Recordó que en unas semanas se pensaban casar, ella había tenido tanta paciencia, no fue fácil encontrar trabajo y ahora por defender unos textos, muy buenos sin duda alguna, pero de perfectos desconocidos, se detuvo y ….las copias fueron a parar al cesto de papeles, lentamente regreso a su escritorio mientras tranquilizaba su conciencia, pensando:
Cuando yo sea un editor famoso, entonces publicare textos como estos…..y sonrió con cierta amargura.

Algunos años después.

Carmelita, ¿que pasó con el nuevo editor? no ha presentado su famoso proyecto de lectura para todos.

---Aquí esta señor, contestó la secretaria del Lic. Raúl él recién nombrado director general de una de las mas importantes editoras de habla hispana.

El director se sentó en su elegante sillón de piel y empezó a leer, la secretaria se sobresalto, al oírlo reír ¡era tan poco frecuente! Ya que siempre tenía el gesto agrio, y solo pequeños momentos amables, cuando alguno de esos aburridos escritores lo visitaban.

Pasaron varios minutos y la secretaría no podía creer ….¡una lagrima se deslizaba por la mejilla de su jefe!

Carmelita, por favor háblele al nuevo editor.

---¿Señor me permite pasar?

Si, siéntese.

El joven no podía ocultar su nerviosismo, la había presentado textos que eran geniales, solo que de escritores desconocidos,

¿De donde saco usted esto?

---Los baje de una pagina muy vieja de internet, señor, contestó entusiasmado al notar un raro brillo en los ojos del director, que toda su vida la había brindado a la editorial, siendo su mayor éxito publicar los escritores mas renombrados.

¿Sabe que un día yo también presente un proyecto similar?

---No señor, contestó casi brincando de felicidad el asistente.

Los leí …..¿y lo hace usted o lo hago yo? Preguntó el director

---¿Preparar la publicación? Es mi obligación señor, le contestó casi sin voz por la emoción el joven.

No, solo tirarlos a la papelera, contestó fríamente el director.