Una gota se estampó en la tierra. Fue el preludio. Poco a poco otras se fueron haciendo notar en la cumbre reseca. Al principio la tierra agradecida absorbió ese vital elemento pero pronto esa superficie no fue suficiente para acunar el caudal que caía del cielo.
Pequeños charcos se fueron formando. Uno se unió a otro... y a otro... y a otro... se formaron pequeñas hilachas de agua que iban buscando el nivel más bajo...
Seguía lloviendo...
El agua se fue encauzando en los resecos torrentes y comenzó a bajar... otras pequeñas riadas se fueron uniendo... y seguían juntas bajando...
Cuando dos riadas se juntaban daban origen a un pequeño torrente que ya empezaba a murmurar entre las piedras del cauce... y seguían bajando...
Un pequeño embalse natural producido por un desprendimiento causó una acumulación importante... un diminuto lago se formó e hizo presión sobre la base del dique... gota a gota fue pasando... cada una de ellas arrastraba un grano de arena o de tierra, o dos... o tres... haciendo más grande la diminuta abertura... y minando la base de la obstrucción...
Sucedió en un instante... ahora estaba... ahora explotaba con la presión y las aguas bajaban incontenibles...
Otros torrentes se unían al primero... y engrosaban su cauce...
Ya pequeñas piedras eran arrastradas... ya iban quedando al descubierto las raíces de los matorrales y de los arbustos...
El agua, al principio limpia y clara, se iba enturbiando con el agregado de masas sólidas que arrancaba de la superficie...
Unos pastos fueron arrastrados al quedar al descubierto sus raíces... un matorral se tambaleó y quedó apoyado precariamente en la ladera...
Otros torrentes se siguieron uniendo, guiados por esa inmutable gravedad que los impelía a descender...
Piedras de mayor tamaño eran conmovidas por su fuerza... un pequeño árbol sintió que sus pies quedaban libres en el agua y sucumbió...
Seguía lloviendo... ya las aguas superaban los límites de las torronteras... ya era una masa que arrasaba todo a su paso...

En la plaza de la pequeña ciudad al pie de las montañas por la cual discurría el cauce de las aguas, los niños, ignorantes, jugaban bajo la lluvia...