Sol de medianoche
Mientras que ningún mortal lo escuchaba caminar el sol de medianoche lo iluminaba. La luz aguamarina rodeaba se aura ahora blanca. Estaba con los ojos cerrados, sumido es su ser y con paso al ritmo de su respiración, lenta y calmada; conocía todos los lugares y tiempos, no necesitaba la vista ni ningún otro sentido.
Pasaron dos o más horas; el lugar se volvía a repetir como si el tiempo fuera un mero juguete de cuerda que al acabarse se le volvía a dar, este ciclo eterno fue roto por el sonido de unos tacones en la lejanía, en el lugar donde el todo y la nada confluyen.
El ruido era cada vez más cercano y los tacones producían un sonido cada vez más fuerte, pero la silueta aguamarina no escuchaba, no le interesaba porque estaba en la cápsula de hibernación concebida en su mente.
Las horas se volvían a repetir mientras por una razón desconocida los tacones se iban acercando a su trémula persona que caminaba ciega hacía un destino incierto que nunca iba a alcanzar por la repetición de horas.
La figura ahora fémina ahora se podía ver con total claridad, era alta con un bolso en la mano y un paso rápido, dirigido hacía aquella figura que solo podía distinguir a lo lejos, ella era inmune al hechizo del lugar o eso creía...
La silueta aguamarina tenía una aura blanca visible para todos, él sintió la presencia, de manera que en conjugación con el sol de medianoche su figura se refracto en dos lugares, su sombra habitual que era el mismo y otra en otro lugar.
La mujer imbatible sabía a donde dirigirse, no sabía el porque estaba allí ni el motivo de su poder de ser su aura y saber cual era cual, sabía que ese ser que caminaba lento y ciego pero sabía su destino lo sabría.
Se acercó, estiró su mano para tocarlo, pero de pronto sus ojos se cerraron y se encontró a la misma distancia que se encontraba al principio, miró la hora: “son las doce de nuevo”, pero no le importó, siguió caminando.
Habían pasado 3 horas, estaba comenzando a sentir el cansancio por andar con tacos, a una velocidad rápida y sin haber parado; lo vio de nuevo frente a ella esta vez dio un salto pero bastante invalido, se vio envuelta en el mismo lugar donde estuvo en el principio a las doce de nuevo.
“No otra vez”, se dijo a si misma mientras veía un cielo verdoso que era cubierto por una fina capa de agua roja, lo que le daba un aspecto nunca visto a un lugar, la silueta aguamarina con aura blanca seguía imperturbable su paso, una cronología inefable.
Ella lo intentó otra vez para producir la regresión de nuevo, pero esta vez más lejos de lo “habitual”, de pronto la figura se detuvo, y mentalmente le dijo con una voz nunca escuchada ni posible de reproducir:
“ ¿por que me sigues si sabes que no llegarás a mi?”
“necesito saber que es este lugar”
“¿y para eso necesitabas tocarme?, pero no importa este es la puerta de todos los tiempos, comunica con todas las épocas existentes, todo esta escrito, todo lo se inclusive lo que me dirás ahora, pero todavía no se como puedas regresar a tu época, si no se como entraste, supongo que hubo intervención y no fue mía ya que yo no escribo la historia, solo la transcribo, pero tu mortal haz provocado un desequilibrio en el tiempo por lo que no puedo ayudarte”
“¿y que puedo hacer para arreglarlo?”
“ninguno, tendré que reiniciar la historia y allí veré tu error, ahora si me disculpas debo recomenzar el génesis de la existencia”
“¿eres dios?”
“eso no te incumbe saberlo mortal, no DEBES saber las respuestas, no sabrás nada de nada, por lo que tengo que iniciar el universo de nuevo, y tu nunca sabrás nada de esto”
“pero necesito saber, que hay después de la muerte”
la figura ya no le escuchaba, sus seudo ojos se iluminaron y la luz comenzó de nuevo, todo fue creado y arreglado, pero el problema persistía, era algo más allá de la comprensión de la figura aguamarina.
Pudieron haber pasado millones de años o solo un par de minutos, pero ella volvió a estar allí, y el volvió a escuchar sus tacones, de modo que se alarmo, esto era un desbalance total. De todos modos el guardián podía sentir que ese humano no era como todos, cualquiera no soportaría ese furor interno que produce el estar en todos y en ningún tiempo a la vez, al lugar donde todas las horas confluye pero sin embargo los relojes no estaban vivos.
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