Me esperabas impaciente, con la mirada propia de los hombres que aún lo han visto todo mi llegada entrecortaba tu entorno.
La habitacion sencilla, una oruga vistió la lana, sobre el cedro un líquido granate navegaba entre pétalos, la miel cubría mis labios, la serenidad mi mirada, tus pupilas mis mejillas, sobre mis hombros se posó el sándalo, un arco iris mi piel como columnas cultivadas para tu universo, unos cuantos velos mi fragilidad.
Breve y solemnne las palabras que nos entregaba, unos húmedos labios secaron la alberca ,como testigos el viento y las sombras que nos envolvía.
Había algo pristino en esta entrega algo mágico en tenerte, seguimos mirándonos como montaña sagrada que no tiene prisa alcanzar la cima porque ya fue ladera, así pacientemente fuí enredando tus trenzas a las mias, mas que una entrega te derramo mi ser recorriéndote como hiedra soltandote despacio, en la intimidad del silencio compartido bailé para ti la danza eterna, mi cuerpo no bailó, lo hizo mi alma fueron cayendo los velos y tu mirada los fué recogiendo, entrecortado el aire te calmaba. Había un deleite especial que cruzaba fronteras.
Tu fluir rompió el cristal que absorvió el heno , mi latir se hizo tu luz llegaste a nadar en los colores de la oscuridad sin tocar su sombra....
Al final la nieve se va a fundir y los pasos se abrirán.
La llama tomó la noche como pasto al tejado y consumió el destino, solo un velo voló quedando prendido a una rama de olivo donde los visitantes no osan tocarlo. |